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La semilla que aviva el racismo

El Ministerio del Interior registra un 43% más de delitos de odio por xenofobia y racismo

Yolanda Fernández Blanco

Yolanda Fernández Blanco

Veintidós personas te acompañan en este viaje, pero no conoces a nadie. A tus 17 años eres el más joven. Cada vez queda menos para construir tu propio futuro. Hasta que el motor se avería. Ya estás viendo la muerte ahí, en medio del mar. Tres días después, avistas la costa y la Cruz Roja os recoge. Otros no han tenido tanta suerte.

Esta es la historia de Anass, un joven marroquí que recibe el apoyo de Fundación Adsis después de haber vivido “el peor día de su vida” en 2020. A la dureza de la situación de las personas que arriesgan su presente para tener un futuro, se suma el odio que reciben cuando llegan a su destino. “A nivel psicológico, como poco, provoca hastío. A nivel burocrático, ralentización. A nivel social, miedo e introversión”, denuncia Abrah Suárez, responsable del proyecto Meraki de la Fundación Adsis, iniciativa de voluntariado que acompaña a jóvenes migrantes en Canarias.

Construir un futuro

La parte positiva es que esos apellidos se pueden cambiar «y las personas que migran suelen desarrollar una muy fuerte resiliencia”. Así lo demuestra Anass, quien a sus 21 años habla español, trabaja en una empresa de tapicería y está inscrito en la Federación Española de Boxeo. Todo ello, después de salir del centro de menores completamente desorientado, hasta que pudo situarse gracias a Fundación Adsis. “Me han ayudado con todo”, comenta agradecido.

Además, la gente le juzgaba sin conocerle, detrás de prejuicios. “Cuando me conocen me miran de otra manera”, asegura el joven. Su caso demuestra una vez más que cuando damos la oportunidad «a las personas de que vengan y sean autosuficientes por sus propios medios, a nosotros no nos cuesta nada”, asegura Abrah Suárez.

Fundación Adsis ha atendido a muchas personas, sobre todo, a jóvenes de entre 18 y 20 años. Una vez les ayudan a regular su situación, se forman y consiguen trabajo; incluso hay veces que hacen las dos cosas al mismo tiempo. “Muchos de ellos no solo se han quedado indefinidos o han ascendido, sino que han mantenido su puesto bastante tiempo”, añade.

Fundación Adsis Canarias en la formación a jóvenes para su futuro | Imagen cedida por la entidad

El empoderamiento de la víctima

Sin embargo, las constantes conductas discriminatorias siguen ahí. De hecho, la mayoría de los delitos de odio están motivados por el racismo y la xenofobia en España, país que acumula 536 hechos esclarecidos como tal en 2022, según el Ministerio del Interior. Asimismo, registra un aumento del 43% de los hechos conocidos de este tipo de delitos respecto a 2018.

Estos datos no se traducen en un aumento de los delitos de odio en los últimos años. Más bien en que las víctimas «cada vez están más empoderadas y quieren defender sus derechos, así que reportan estos casos de discriminación”, señala Selene de la Fuente, técnica de igualdad de trato y lucha contra la discriminación en la Fundación Secretariado Gitano (FSG).

Gran parte del odio va dirigido a personas migrantes que llegan al país, pero también a personas españolas de diferentes etnias y procedencias. De hecho, el 60% de las víctimas de los delitos de odio son españolas, según el Ministerio del Interior. El antigitanismo es una de las discriminaciones más extendidas: la FSG atendió en 2022 más de 500 casos de antigitanismo según su último informe ‘Discriminación y comunidad gitana 2023’.

Además, las organizaciones sociales aseguran que hay muchos más delitos de odio que los registrados, ya que resulta complicado contabilizar los casos no denunciados. Un fenómeno que responde, a su vez, a la infradenuncia. La Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) señala que solo 2 de cada 10 víctimas denuncian.

La infradenuncia: el odio normalizado

Uno de los motivos es la discriminación sistemática que viven en su día a día. “Las víctimas tienen tan normalizada esa discriminación que cuando sufren una nueva conducta discriminatoria, piensan: ‘Hoy también me ha pasado, he entrado a una tienda y me han perseguido’. No les suena la alarma, lo tienen tan asumido y tan normalizado… Al final es una vulneración de un derecho fundamental, el derecho a la igualdad, que a otra persona sin pertenecer a esa etnia no le ocurre”, reivindica la técnica de igualdad de la FSG.

Detrás de la infradenuncia también está el desconocimiento de las herramientas para actuar ante las conductas discriminatorias. De ahí la necesidad de visibilizar las herramientas jurídicas, cuáles son sus derechos, qué casos son denunciables y adónde acudir más allá de la comisaría. La Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio (ONDOD) facilita asesoramiento, recursos para denunciar e información sobre delitos de odio.

Otro factor es la doble victimización, es decir, sufrir discriminación y al acudir a la Policía para denunciar, no crean a la víctima y le juzguen con estereotipos y prejuicios. “No se da como norma general, pero también hay casos”, comenta la técnica de la FSG. Como consecuencia, se extiende un sentimiento de “para qué voy a denunciar si no sirve para nada”.

Odio en redes sociales | Imagen de Freepik

Si bien la mayoría de las denuncias por discurso de odio son fructíferas, el 30% de los delitos de odio motivados por el racismo y la xenofobia no se han esclarecido en 2022, es decir, han quedado sin penalizar, según el Ministerio del Interior. El motivo es que a veces es difícil demostrar la discriminación y se carece de pruebas contundentes, tal y como detecta Selene de la Fuente.

La discriminación no es individual, afecta a todo el colectivo

“Hay que denunciar siempre que sea posible, para evitar que se repitan y para que no queden impunes”, anima Abrah Suárez, responsable del proyecto Meraki de Adsis. Además, puede denunciarse con el respaldo de asociaciones que actúan como altavoz y defendiendo la igualdad de trato de todo un colectivo, no solo del individuo, con el fin de conseguir un cambio social. Es lo que se conoce como litigio estratégico.

Esta cuestión es importante porque “cuando una persona gitana denuncia un caso de discriminación no le pasa como individuo, sino por ser gitano y, por tanto, le podría pasar a cualquier persona que reúna la condición de ser gitano”, recuerda Selene de la Fuente. Lo mismo sucede con las personas migrantes o de etnias minoritarias.

Además, los casos exitosos sirven como referente para otras víctimas. “Se sienten identificadas y le sirve para empoderarse y denunciar”. Respecto a la percepción social, ver que una persona de determinada etnia es la víctima y se ha hecho justicia rompe estereotipos sobre todo el colectivo.

Otro punto importante es que no hay «un seguimiento total ni penalización del discurso de odio” porque gran parte se divulga en redes sociales y en muchas ocasiones bajo el anonimato, denuncia Selene de la Fuente. Lo cual supone un problema: su difusión y alcance son mayores. Lo ideal para Abrah Suárez es tener sentido crítico, “cuestionar estos discursos porque suelen basarse en prejuicios racistas y xenófobos”.

El odio a lo desconocido

Quienes cometen delitos de odio no conocen a las personas que convierten en víctimas. ¿Cómo se puede odiar a una persona que no conoces? La discriminación proviene de “un sentimiento de que unos seres humanos son superiores a otros y muchas veces va ligado a la aporofobia, es decir, la aversión hacia las personas en situación de pobreza”, denuncia Abrah Suárez.

Jóvenes de la Fundación Adsis Canarias | Imagen cedida por la entidad

El problema no es que el mundo migre, sino que el mundo se deshumanice. La xenofobia y el racismo se encuentra en las calles, pero también en las instituciones. “Todas las personas que he conocido durante los años que llevo en Fundación Adsis han venido a ser un poco más felices y no creo que esté equivocada si afirmo que ese es el mismo objetivo que tenemos todas y todos los ciudadanos”, recuerda la responsable del proyecto Meraki.

La situación sería muy diferente si los discriminadores conocieran a las personas que prejuzgan. “Si ves su cara, si aprendes su nombre, si escuchas su historia… Y, además, oyes un ‘gracias’ por solo hacer eso, ahí seguro que haces algo muy distinto a odiar”, plantea Abrah Suárez. El propio Anass lo recomienda: “Antes de juzgar, acércate y conoce”.

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