Todavía asociamos el concepto de la impresión con el sector de la reprografía y el característico olor a papel. Pero el mundo cambia cada vez más rápido. Héctor Sanabria utiliza una tecnología que, para muchos, parece sacada del futuro: la impresión 3D. Es una de las más de 50 personas voluntarias que, a través de la ONG Ayúdame3D, cambia la vida de las personas desde la comodidad de su casa. Lo hace imprimiendo prótesis de todo tipo para ayudar a quienes no se lo pueden permitir o no tienen acceso a una sanidad pública.
¿Qué te llevó a interesarte por la impresión 3D de prótesis y comenzar a hacer voluntariado?
El interés comenzó en la época del covid. Yo tenía una impresora 3D en casa, así que busqué información sobre Ayúdame3D y empecé a colaborar con ellos de forma voluntaria. El tipo de prótesis que solemos fabricar es indistinto, depende de la necesidad de los solicitantes. Fabricamos un poco de todo.
¿Has podido presenciar la reacción de algún solicitante después de tu trabajo?
Me acuerdo de un niño de cuatro años que tenía una malformación, medio brazo… al principio cuando le dimos la prótesis se quedó con cara de: ‘¿Qué es esto?’ Pero luego se la pusimos y la cara de alegría del niño, le ves contento… Es una pasada el ver que has sido útil para alguien y que le puedes mejorar la vida.
¿Cuál es el proceso de fabricación?
En primer lugar, me contactan desde las oficinas enviándome una solicitud. Me indican el tamaño de la prótesis porque se tiene que escalar a las necesidades del solicitante. Hago el escalado del diseño, lo paso por el programa ‘Slicer’, que es el que lamina la pieza, y luego se manda a imprimir a la impresora.
¿Hay algún material que se suela utilizar más que otro?
Normalmente imprimimos con PLA —ácido poliláctico, un material biodegradable—. Hay materiales que tienen características más técnicas, pero que no son necesarias y a este en concreto puede llegar cualquier voluntario, es más fácil de adquirir.
Es importante que la prótesis se adapte al receptor. ¿Cómo se consigue?
La prótesis se imprime, por decirlo de alguna forma, en plano. Cuando tú la tienes impresa, le das calor y le vas dando forma. La enviamos al solicitante y si necesita alguna modificación, por llamada o por videollamada contactamos con él y le indicamos cómo puede modelarla más con calor. Se puede acercar a la oficina y le ayudamos a adaptarla. Incluso ha habido casos en los que hemos hecho una primera prótesis, y con el tiempo han necesitado una segunda.
¿Se necesita mantenimiento a largo plazo?
Sí, en ocasiones sí. Se utilizan unas gomas que con el tiempo se desgastan, entonces nos contactan y enviamos repuestos o pasamos referencias.
¿Qué diferencias existen entre una prótesis fabricada con impresora 3D de cualquier otra?
La ventaja que obtenemos con la impresora 3D es el tema del coste de fabricación y de material. Si lo comparas con una prótesis médica, que no está fabricada con impresora o que está hecha con otra tecnología, la más barata te puede subir el precio a unos 6.000 o 7.000 euros. Con las que fabricamos el coste se reduce mucho y las facilitamos gratis. Nos cuesta unos 10 o 15 euros.
También las prótesis que imprimimos nosotros son más ligeras. Las otras que te comento… por ejemplo la de 7.000 euros te la pones y pesa lo suyo. Para tener una prótesis médica que además se adecúe y pese poco, el precio es todavía más elevado. Las prótesis que imprimimos no pesan prácticamente nada.
En relación con ese precio del que hablabas, ¿hay un problema de accesibilidad en torno a las prótesis?
En países como Sudáfrica, Estados Unidos o en cualquier sitio donde la sanidad es privada es más complicado el tema de la accesibilidad. Los sitios con los que más colaboramos son África y América del Sur, que creo que es donde hay más necesidad. También con la guerra de Ucrania hemos participado mucho.
¿Cuáles son los principales retos a la hora de fabricar las prótesis?
Pues es bastante intuitivo fabricarla con la impresora y luego modelarla. El hándicap a veces viene por parte del solicitante, por si tiene alguna malformación muy específica a la que haya que adaptarse.
Mucha gente desde fuera ve el mundo de la impresión 3D como algo complejo y difícil.
Es muy sencillo, en la organización tienen además unos vídeos explicativos de cómo se montan las prótesis y es bastante intuitivo. Al principio, cuando me apunté a la iniciativa también pensaba así, pero está todo muy preparado para que sea lanzarla a imprimir, montarla y ya está.
¿Qué te ha aportado a nivel personal este voluntariado?
Me está aportando mucho conocimiento. Aunque sea fácil montar la prótesis, hay que tener unos medios y conocer los materiales. Pero la cara de alegría después de entregar la prótesis… ya te compensa todo.