La diversidad es el adn de las organizaciones sociales y la inclusión, el objetivo final. La razón de reclamar derechos y cambios que garanticen una mayor igualdad entre las personas. Ambos términos se han popularizado entre la ciudadanía, pero no queda muy claro a qué nos referimos cuando se aplican a la tarea voluntaria. Desde la Plataforma del Voluntariado de España han elaborado la campaña, #SomosVisibles, en el marco del Proyecto Vera 2024, una iniciativa europea, destinada a evidenciar la labor de las personas voluntarias con discapacidad. Pero la inclusión abarca mucho más. Mar Amate, directora de la PVE, se anima a explicar en esta entrevista qué es y cómo propiciarla en las organizaciones.
¿Qué es el voluntariado inclusivo?
El término voluntariado inclusivo es un término que se está reescribiendo, un término que vamos llenando de nuevo y de mayor significado las propias organizaciones sociales. Creo que en los últimos tiempos el Tercer Sector ha evolucionado y actualmente tiene una mirada mucho más transversal sobre las desigualdades sociales; sobre las causas que las provocan.
¿A qué se refiere?
En el pasado, al hablar de voluntariado inclusivo seguramente se nos venía a la cabeza la imagen de una persona con discapacidad física que quería participar en la acción voluntaria. La fotografía era la de un hombre más o menos joven, español, a lo mejor blanco, probablemente hetero, de clase media que reclamaba su derecho a participar. Ese automatismo en nuestra manera de ver el mundo dejaba fuera a mucha gente en peores condiciones, gente que no responde a ese perfil porque está aún más discriminada. Hablar de voluntariado inclusivo es hablar de ensanchar nuestra mirada para ver la diversidad.
¿Es que el Tercer Sector no tiene esa visión?
Pues no siempre. Por ejemplo, hay organizaciones que saben mucho sobre un problema social concreto, pero aún no lo abordan con perspectiva de género, eso supone que obvian las necesidades específicas de las mujeres en su marco de actuación. O no se plantean que entre las personas que vienen a colaborar a la organización pueda haber migrantes, LGTBIQ, mayores, personas sin recursos económicos… Les viene a la cabeza la foto fija que mencionaba y eso no favorece la inclusión.
¿Es necesario hacer más pedagogía sobre diversidad?
Creo que la Plataforma del Voluntariado de España en este sentido ya la hace y quiere avanzar en promover la participación de todas las personas en todos los ámbitos y causas sociales. La clave está en que las organizaciones de voluntariado seamos conscientes de si nuestros espacios son amables, acogedores y seguros para quienes acuden a hacer voluntariado.
La Escuela de Otoño de este año, pone el foco en voluntariado inclusivo…
Exacto. Y lo hace con el lema “Solidaridad, vanguardia de los Derechos Humanos” porque es imprescindible abrirnos al mundo que nos rodea, promover cambios con nuestro propio comportamiento en un momento en el que los discursos de odio, los ataques a la diversidad, arrecian en todo Occidente.
Incluir a la juventud parece un reto importante si hablamos de inclusión. Según el informe del Observatorio, el voluntariado se redujo el pasado año entre la población juvenil. ¿Pueden cambiar las organizaciones sociales esta tendencia?
Incorporar a las personas más jóvenes de nuestra sociedad al voluntariado es un reto continuo para nuestras organizaciones. En la actualidad, solo el 9,5% de la población de entre 14 y 35 años hace voluntariado, es decir alrededor de un millón de adolescentes y jóvenes ya se han sumado a la tarea voluntaria. Pero no es suficiente, debemos encontrar la manera de atraer a la gente joven.
La actividad voluntaria es escuela de ciudadanía, por lo que atraer a la población desde edades tempranas es asegurar el futuro.