- La campaña se integra en la commemoración del Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer
Cruz Roja Juventud lanza su campaña ‘Cicatrices con voz propia’ para visibilizar aquellos actos de violencia contra las mujeres que no dejan marcas ni secuelas visibles, pero que sí tienen un gran calado en su salud emocional.
La violencia de género sigue siendo un problema social presente en palabras, insultos, manipulación o control que tienen un efecto duradero para la autoestima y la forma de relacionarse de muchas mujeres. La relación entre la violencia de género y la salud emocional puede ser profunda y compleja. Los comportamientos machistas y la violencia recibida, pueden tener en la adolescencia efectos psicológicos, daños emocionales y mentales que desencadenan problemas escolares, trastornos depresivos o de ansiedad.
El objetivo de esta campaña es identificar las señales y advertir sobre los patrones dañinos para prevenir comportamientos indeseables y crear un entorno seguro para las mujeres. Se trata de poner el foco en las personas causantes de las diferentes formas de violencia.
En este sentido, y a través del testimonio de mujeres que las sufren, la campaña visibiliza formas de violencia hacia jóvenes que se sienten agredidas y que tienen que soportar que les digan «que exageran». Eso implica que en muchas ocasiones las mujeres se vean obligadas a cambiar actitudes en vez de situar el punto de mira en los comportamientos negativos que afectan a su bienestar físico, social y emocional.
Más de 29.000 mujeres atendidas en 2023
La atención de Cruz Roja para paliar los efectos de la violencia de género está dirigida a mujeres de todas las edades y circunstancias, y acoge desde programas de sensibilización para detectar y combatir el problema, hasta proyectos de atención integral a las víctimas. En lo que va de 2023 se ha llegado a 29.295 mujeres.
La entidad también promueve la formación y preparación de las mujeres, para fomentar entre ellas el empleo y autoempleo como una herramienta de autonomía y motor de su economía. De hecho, con este tipo de programas, que acogen a más de 2.000 mujeres al año, se consigue la inserción laboral de 1 de cada 3 mujeres. Igualmente importante es el trabajo con las mujeres sin hogar, que viven en la calle, que hasta en un 13% de los casos señalan el sufrimiento de algún tipo de violencia como la causa que les ha conducido a su situación.
Según se desprende de la investigación ‘La discriminación y la vulnerabilidad social de las personas en exclusión residencial atendidas por Cruz Roja’, mientras en los varones la presencia de cualquier tipo de violencia entre las causas que conducen al sinhogarismo es relevante en un 3% de los casos, un 13% de las mujeres en situación similar señalan como detonante haber vivido violencia de género u otros tipos de violencias. De hecho, la calle es en sí misma un espacio de violencia si se tiene en cuenta que el 21% de las mujeres sin hogar encuestadas señalan haber sufrido agresiones sexuales.
Además, dentro de la escasez de plazas de acogida en albergues y pisos, los recursos específicos dirigidos a las mujeres son todavía más limitados, especialmente si presentan problemáticas de adicción o de salud mental. De este modo, incluso para mujeres que han pasado por casas de acogida, el sinhogarismo se convierte en una consecuencia del cese de la protección, de la falta de autonomía económica y de oportunidades laborales, de la incomprensión familiar, así como de las dificultades para alquilar una vivienda, especialmente si encabezan familias monoparentales.
Más empoderamiento personal y menos prejuicios empresariales
Las consecuencias físicas y psicológicas de la violencia sufrida por las mujeres disminuyen la empleabilidad y, a veces, generan creencias estereotipadas y discriminatorias en el empresariado. Por eso, el área de Empleo de la organización trabaja en un doble sentido: por un lado en el empoderamiento, en el conocimiento de derechos, la búsqueda y la capacitación profesional, que les permita el acceso a ofertas de empleo dignas.
Por otro, busca disminuir prejuicios en el ámbito empresarial, promover ofertas laborales inclusivas, condiciones laborales sensibles al género que fomenten la corresponsabilidad en conciliación, y crear espacios de trabajo seguros y libres de violencias.
Las mujeres asumen mayoritariamente los trabajos de cuidado no remunerados. Esto incide incide en la femenización de la pobreza y en la dependencia económica, claves para la reproducción de violencias de género dentro y fuera del hogar.
Protagonistas de su propio cambio
La autonomía personal y el autoconcepto de las mujeres son aspectos especialmente dañados por las violencias de género. Por eso Cruz Roja afronta el reto de conseguir que las mujeres sean protagonistas de su propio cambio a través de proyectos específicos que les proporcionen habilidades sociales y les doten de herramientas para mejorar su situación, su salud física y mental, y su bienestar en general. Estos proyectos específicos ya han atendido a 7.988 mujeres en 2023.
En este sentido, la entidad, en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid, ha desarrollado una metodología que trata de fomentar cuatro competencias para ayudar al desarrollo personal de las mujeres: conciencia y regulación emocional; autonomía personal, autoestima y autoconcepto; habilidades sociales y resolución de conflictos y habilidades para la vida y el bienestar personal.
Otra parte del ‘Programa de mujeres en dificultad social de Cruz Roja’, refleja la asistencia psicológica y social a 1.379 mujeres víctimas de violencia de género (y sus hijos e hijas) en lo que va de año. Asimismo se han producido iniciativas destinadas a la generación de espacios seguros donde se facilite el desarrollo de un bienestar emocional y el fortalecimiento del vínculo materno-filial a través de actividades de ocio terapéutico. Un total de 230 mujeres y más de 600 niños y niñas se han visto beneficiados por estas iniciativas en 2023.