El mundo entero mira al Vaticano. Occidente recibe expectante al nuevo líder religioso que jugará un papel clave en el equilibrio geopolítico internacional. Pocas horas antes del «Habemus Papam», hemos podido hablar con José Luis Graus un experto en la materia. Un hombre que lleva más de 30 años trabajando en el ámbito social y es responsable del voluntariado en Cáritas España y miembro de la Junta directiva de la Plataforma del Voluntariado. Graus nos ofrece su análisis sobre el futuro de la Iglesia y también el de las organizaciones católicas.
El miércoles 7 de mayo comenzó el Cónclave que elegirá al nuevo Papa de la Iglesia Católica. Un proceso que el foco mediático trata de llevar al terreno de las elucubraciones y quinielas. También puede servir para poner en valor la figura del nuevo pontífice, conocer las consecuencias de este proceso sobre los estamentos eclesiásticos o las expectativas que tienen los más de 1.000 millones de católicos que forman parte de una religión que se enfrenta a los retos del mundo contemporáneo.
¿Qué valor diferencial crees que ha aportado el Papa Francisco durante su pontificado?
Creo que lo que el Papa Francisco ha hecho de una manera muy pedagógica y muy clara ha sido llevar a cabo acciones significativas. Es cierto que la doctrina social de la Iglesia ha sido puesta en valor por otros pontífices, como Juan Pablo II o Benedicto XVI, por medio de sus escritos y sus planteamientos. Sin embargo, Francisco es quien ha llevado a cabo a través de acciones reales aquello que otros papas mostraron en forma de discurso. Desde que fue elegido, comenzó a dar pinceladas de lo que sería su papado: eligió el nombre de Francisco, quien es el santo de los pobres, en su primera aparición pública dijo que le gustaría “una Iglesia pobre y de los pobres”, la primera salida que realiza es a Lampedusa…
Ha llevado la realidad de la gente más vulnerable al campo de lo significativo, haciéndonos ver a los demás que las acciones son las que marcan nuestro camino.
¿Qué cualidades crees que ha de tener un sumo pontífice teniendo en cuenta los problemas y retos a los que se enfrenta la Iglesia y el mundo?
En mi opinión, lo que más importa en este momento histórico es que genere esperanza. Vivimos en un mundo en el que todo el relato va en la dirección de un pesimismo existencial y razonable, pero también necesitamos otro tipo de discursos.
Urgen personas que alienten la esperanza, siendo conscientes de lo que está sucediendo, pero defendiendo que eso no debería ser lo último que acontezca en nuestra existencia. Que la realidad está mal ya lo sabemos, lo que hay que hacer en medio de este mundo de complejidad es poder ofrecer propuestas de esperanza, que también existen.
Ayer comenzó el cónclave que nombrará al nuevo Papa, ¿qué cabe esperar durante los próximos días?
Lo que va a pasar no lo sabe nadie. Podemos hacer todas las elucubraciones posibles a partir de ahora, y seguramente alguna acertará, pero no se sabe nada a ciencia exacta.
Yo lo que percibo es que es un Cónclave de cardenales nuevo. Si no me equivoco, el Papa Francisco ha nombrado a un 80% de los purpurados que van a participar, lo que significa que estos cardenales nunca han participado en un Cónclave. De esta forma, la realidad es tan nueva para ellos (desde dentro) como los es para nosotros desde fuera.
Lo segundo que observo es que es muy diverso. Algo que el Papa Francisco ha hecho con mucho acierto es que este cónclave represente a la universalidad y la diversidad de la Iglesia: hay cardenales que llegan de todas las partes del mundo, con lo cual se van a ver diferentes realidades o sensibilidades. Más allá de eso, tiene que surgir una figura que suscite el acuerdo.
¿Cómo crees que puede influir el gran número de cardenales nombrados por el Papa Francisco a la hora de una hipotética línea continuista por parte del nuevo pontífice?
El Papa ha elegido a un gran número de los cardenales que estarán presentes, pero cada uno es una persona con sus ideas propias. Aquí existe un tercer elemento; el más importante para los que somos creyentes. Se basa en que Dios va a hablar a través de estas personas. Esto no es un mero ejercicio de votación, sino que creemos que Dios también va a manifestarse por medio de lo que suceda.
No sabría decir si va a haber continuidad o no. Lo razonable, en mi humilde opinión, sería que sí existiese una línea continuista con cuestiones que se han puesto en marcha durante el papado de Francisco.
Se habla mucho de predicciones, apuestas… ¿Qué piensas tú de todas estas especulaciones?
Durante todo este período, he procurado alejarme de este tipo de conversaciones. Al final, Francisco no era una figura excesivamente previsible. Su candidatura se fue forjando sin que la mayor parte del mundo fuera consciente de que se estaba erigiendo este liderazgo.
Está claro que te llega información sobre las figuras con más opciones, aquellos que están más por la labor del continuismo, otros con concepciones más rupturistas… Pero nunca se sabe lo que va a pasar.
¿Crees que la Iglesia Católica debería aplicar la lógica de escucha y consenso que se da en un cónclave, a otros ámbitos, como la toma de decisiones sociales o estructurales?
Claramente. Yo creo que el sínodo nos orienta a caminar en esa dirección: primero, a escuchar más, mucho más, y segundo, a trabajar desde consensos y no desde mayorías. Creo que las entidades de lo social, sobre todo aquellas que estamos vinculadas a la Iglesia, deberíamos ser ejemplares y reconocibles por esto.
Teniendo en cuenta la reciente figura de Francisco, ¿cómo puede la figura del Papa equilibrar su rol como líder del catolicismo con su influencia en la justicia social a nivel global?
En ese sentido, creo que todos los papas, de una manera u otra, en su momento histórico, han tenido un nivel de influencia social importante. Evidentemente, el alto nivel de polarización que hay ahora mismo creo que no lo hemos vivido antes. El próximo papa va a encontrarse un ‘campo minado’ en ese sentido. Aquí sí que va a tener que demostrar un carácter firme a la hora de confrontar, independientemente de dónde venga.
Hace unos meses, antes de que fuera previsible el fallecimiento del Papa Francisco, leí un artículo en el que un periodista de izquierdas hacía un reclamo ‘a los suyos’ hablando de que había que aprender de la figura del Papa. En este sentido, ponía como ejemplo a Putin y Trump como figuras con poder pero con falta de autoridad, y al Papa como una persona que, sin tener poder, cuenta con autoridad. Por eso creo que lo que se extrae de una figura como la del Papa es algo en esa dirección: no es necesario tener un poder fáctico para ser una persona cuya palabra sea de autoridad.
¿Cómo se vive en los círculos eclesiásticos estos momentos tan decisivos para la Iglesia?
Lo que yo esto percibiendo es que hay un alto nivel de expectativa. Surge la pregunta del “¿y ahora qué?”. Sin embargo, más allá del ruido mediático que pueda haber, también percibo cierto clima de confianza. Dios sabe lo que se hace, aunque nosotros no lo podamos entender o dilucidar. Yo creo que suceda lo que suceda, seguro que tenemos algo que aprender, sobre todo en clave social.
Y de forma más específica, desde asociaciones humanitarias y católicas como Cáritas, ¿qué esperáis del nuevo pontífice?
Lo que esperamos es seguir avanzando en la dirección que ha marcado el Papa Francisco. Creo que ha marcado unas líneas muy claras en lo que tiene que ver con el mundo de la realidad social y la pobreza. La primera es que la Tierra es nuestra casa común, es decir, cuidar de las personas es cuidar del planeta y cuidar del planeta es cuidar de las personas. Esto es fundamental: ecología y compromiso social van de la mano.
En segundo lugar, nuestra forma de entender la realidad tiene que ir de la mano de un modelo de relaciones en clave de fraternidad. La idea de ‘Fratelli Tutti’ marca un camino por el que se defiende que, o establecemos otro modelo de relación, o las cosas no van a funcionar.
Como creyente implicado en causas humanitarias, ¿qué mensaje del nuevo Papa te gustaría escuchar?
A nivel personal, me gustaría que la ‘música’ fuera muy parecida a la que nos ha dejado el Papa Francisco. Cuando fue elegido y salió al balcón de la Plaza de San Pedro, dijo algo así como “mis hermanos cardenales han traído a un obispo para Roma desde el confín del mundo”. Pues eso es lo que yo espero, que en un mundo tan eurocéntrico sigan apareciendo voces provenientes de las periferias, porque son esas voces las que nos pueden hacer cambiar. Necesitamos a alguien de ‘fuera’, que traiga una palabra distinta a la que nosotros estaríamos preparados para escuchar.