- Un 70% de familias usuarias de Cruz Roja en pobreza energética, no percibe el bono social, mientras numerosas entidades siguen reivindicando que su concesión responda a criterios de renta.
La pobreza energética en los hogares se ha recrudecido en los últimos tiempos. Para apoyar a las familias que padecen esta situación, Cruz Roja ya inició un proceso que incluye asesoramiento, talleres, entregas de kits de eficiencia energética y rehabilitaciones energéticas u otras actuaciones en las viviendas. Ahora la Organización Humanitaria también ha considerado necesario analizar el impacto de sus proyectos, y para ello ha realizado un estudio del que se desprenden conclusiones muy a tener en cuenta.
La primera de ellas, tras analizar los resultados de 2021 y 2022, apunta a que la pobreza energética no es coyuntural, sino estructural. También es destacable que un 30% de las personas que se benefician de la ayuda de la Cruz Roja sean menores y un 35% mujeres. Asimismo, cabe subrayar que las familias monomarentales son un 22% de las atendidas en 2022.
Pero hay una conclusión especialmente llamativa, que se refiere a las personas que, pese a tener derecho, no perciben el bono social. Un grupo cuyo número se ha venido incrementando respecto al año anterior hasta alcanzar el 70%. El análisis de las causas para que suceda algo así evidencia, por ejemplo, que muchas familias en situación de pobreza energética no pueden solicitar la ayuda porque, al vivir de alquiler, no son titulares de los contratos de suministro eléctrico. También hay muchas entidades sociales que apuntan a una solución que vienen reivindicando desde hace tiempo: que la concesión del bono social responda a criterios de renta. Con esta y otras medidas, cada familia podría ahorrar unos 333 euros al año, un 34% de su consumo medio.
Todavía hay un 30% de familias en situación de vulnerabilidad que no ha realizado las gestiones necesarias para retocar el contrato que les rebajaría el precio, y que necesitan de apoyo y seguimiento personal. Desde Cruz Roja se incide en la necesidad de formación a las familias, ya que hasta un 87% de los casos que llegan a la Organización no entienden la factura eléctrica, lo que les impide reclamar o solicitar las ayudas correspondientes, además de mejorar sus hábitos de consumo.
Falta de hábitos, medios y recursos
Tras su paso por Cruz Roja, el 50% de las familias asegura que han mejorado sus hábitos y algo más de la mitad (54%) constata que ha disminuido su consumo eléctrico.
La falta de tecnología, el equipamiento ineficiente y escaso, derivan, en muchos casos, en un consumo medio inferior al deseable (un 21% menor al consumo medio nacional en estos casos). La falta de recursos se traduce, por ejemplo, en que un 72% de las familias atendidas por Cruz Roja no pueden mantener la temperatura adecuada en algún momento del año, frente al 14,3% que se da en el conjunto de la sociedad española.
Tanto la falta de calidad en la construcción, como la imposibilidad de acceso a un sistema de calefacción, provocan que en invierno muchas familias no puedan mantener una temperatura adecuada en su vivienda. De hecho, un 22% de las familias usuarias de Cruz Roja carecen de un sistema de calefacción frente al 10% de la población nacional que están en ese mismo caso.
Cruz Roja está entregando kits de eficiencia energética y ayudando a sustituir electrodomésticos entre sus personas usuarias, lo que supone una reducción del consumo, una mejora del confort, y una mejora en los datos de emisiones de gases de efecto invernadero. Gracias a las actuaciones de 2022 se han ahorrado hasta 863 toneladas de emisiones de CO2, las mismas que necesitarían 25 años y 4.500 árboles para ser absorbidas.
Vistos los resultados del estudio, Cruz Roja constata la necesidad de seguir apoyando a las familias en tres vías principales: el asesoramiento y acompañamiento personalizado; la formación, capacitación y empoderamiento a través de talleres; y las mejoras en las viviendas, donde el equipamiento disponible es deficiente, y las rehabilitaciones, imprescindibles.
