UNAD, la Red de Atención a las Adicciones, ha dado a conocer, coincidiendo con el Día Internacional de la Reducción de Daños, el estudio ‘Reducción de daños en el siglo XXI. Fase I Diagnóstico’. El documento describe las necesidades actuales de los servicios y programas de reducción de daños en España, así como pone de manifiesto los diferentes aspectos de mejora en este ámbito.
Luciano Poyato, presidente de UNAD, ha explicado que la reducción de daños se basa en la restauración de derechos de las personas que utilizan sustancias para evitar muertes tempranas y mejorar sus condiciones sociales y de salud. Asimismo, ha subrayado que estas estrategias aumentan el número de prácticas seguras y disminuyen el riesgo de transmisión de enfermedades.
Para llevarlo a cabo se ha utilizado una metodología cualitativa y descriptiva basada en una población diana representada por personas que utilizan actualmente los servicios y programas de reducción de daños.
Entre las principales conclusiones destacan la importancia de impulsar políticas, programas y estrategias que tengan un enfoque de derechos que permitan reducir el estigma social de las personas consumidoras a través de un enfoque de interseccionalidad. Señala como esencial tener en cuenta las opresiones y vulnerabilidad relacionadas con los diferentes ejes de desigualdad (sexo-género, edad, país de origen…).
El documento también muestra que la reducción de daños debe tener en cuenta la salud para atender y acompañar; la vivienda debido al incremento de las personas que utilizan sustancias en situación de sinhogarismo; el plano afectivo para tratar las desigualdades; y las violencias.
En última instancia, se expone la grave desigualdad en la distribución de recursos entre territorios urbanos y rurales. De aquí nace la necesidad de elaborar un mapa de recursos estatales de reducción de daños, así como la importancia de reducir el asistencialismo y promover redes de apoyo comunitarios y cuidados colectivos.