- La entidad solidaria Visión y Vida alerta de los riesgos derivados del uso de pantallas en la infancia y adolescencia.
Los problemas de visión en la infancia y adolescencia son cada vez más habituales. “Los niños no deberían acercarse a las pantallas hasta que cumpliesen los siete años”, es una de las recomendaciones que explica Lluís Bielsa, óptico-optometrista y vicepresidente de Visión y Vida.
Además, desde la organización aseguran que la mitad de la juventud de 12 a 16 años cree que ve mal y el 29,6% se considera miope. Son datos del informe “El estado de la salud visual de los adolescentes en España”, realizado en colaboración con Fundación Mapfre y Correos Express. Este análisis también afirma que, en promedio, les ha aumentado su graduación en dos dioptrías. Por otra parte, muchos están entrando en valores de riesgo, la miopía magna (+ de 6 dioptrías): en la muestra estudiada, en estos cinco años, ha pasado de afectar del 1.3% al 8,2%, en promedio de los dos ojos.
Problemas de visión a partir de los siete años
Entre los principales motivos por los que se extrae esta afirmación destaca el hecho de que el sistema visual de las personas menores de edad se considera prácticamente desarrollado a partir de los siete años. Por ello, la exigencia que tienen menores a la hora de visualizar la pantalla (muy cerca de su cara) es demasiado alta en lo relativo a la convergencia ocular (centrado) y acomodación (enfoque). Además, dado que la pantalla mide poco, limita los movimientos oculares amplios del menor y, como consecuencia, reduce su motilidad ocular.
Por otra parte, la pantalla emite luz artificial que menores recibe en sus ojos desde el dispositivo, una condición antinatura, dado que sus ojos observan las cosas por el impacto de la luz en las mismas, no en su sistema visual. Si a esto se le une que las pantallas carecen de visión tridimensional, tal y como dice Bielsa, “estamos fomentando que un menor usuario de pantallas crea que el mundo es plano”.
Consejos para evitar este problema
Siguiendo con los motivos ópticos que conducen a la conclusión antes mencionada: “el campo visual del menor está sobre estimulado cuando usa pantallas, por lo que pierde su consciencia visual del espacio”. Esto es uno de los motivos principales que derivan en miopía, la ya conocida como pandemia del S.XXI entre los jóvenes.
Finalmente, la frecuencia de parpadeo frente a la visualización de pantallas se reduce de manera significativa, produciendo falta de hidratación ocular. “Este déficit lagrimal afecta a la calidad visual, además de provocar irritación ocular y molestias”, concluye Bielsa.
Entre estos consejos clave, la asociación destaca: evitar tiempos prolongados de uso de pantallas retroiluminadas, aplicar la regla 20/20/20 (de cada 20 minutos de uso, 20 segundos de descanso mirando a 20 pies de lejos -7 metros-), establecer límites de tiempo por edad, evitar pantallas antes de acostarse, etc.