La soledad no deseada es uno de los mayores riesgos para la salud y un factor determinante para entrar en una situación de dependencia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en España un 20% de la población la sufre y principalmente se da en personas mayores de 75 años. Con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores, la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) ha insistido en la necesidad de concienciar a la sociedad sobre la soledad no deseada de este colectivo para combatirla.
El presidente de CEOMA, José Luis Fernández Santillana, ha asegurado que la soledad y el aislamiento no son un fenómeno puntual sino de larga duración, lo que «conlleva graves consecuencias para el bienestar físico, emocional y cognitivo«. «Estas situaciones generan estados de vulnerabilidad y fragilidad que deben ser abordados con urgencia por las administraciones públicas», ha insistido.
Expulsión del mercado laboral
La organización también ha detectado que cuando superan la edad de 50 años, tienden a perder con mayor facilidad su puesto de trabajo o tener dificultades para encontrar uno, lo que provoca un sentimiento de soledad. Según los datos registrados en los Servicios Públicos de Empleo, el 46% de las personas en paro son mayores de 50 años y los contratos realizados en mayores de 55 no alcanzan el 9% del total. «Estas personas pierden la esperanza porque no se les da ninguna alternativa, simplemente la de cobrar un subsidio hasta alcanzar la edad de jubilación», ha expresado Santillana.
En este sentido, ha reclamado la implicación de empresas y organizaciones para que adapten la oferta de sus servicios y productos a las necesidades de las personas mayores; y prioricen la contratación a las que son mayores de 50 años. «No se puede abandonar a los seniors ni seguir incrementando la edad de jubilación y, por tanto, obligarlos a mantenerse más tiempo en el desempleo», ha añadido.
Asimismo, desde la organización han pedido al Gobierno un plan de choque que contemple acciones formativas que doten de nuevas competencias y cualificaciones profesionales, mejorando su empleabilidad, junto a incentivos fiscales y en las cotizaciones sociales a quienes contraten a estos trabajadores.