«No te enseñan que hay trastornos mentales que no se exteriorizan»

Elena Crimental

Yurani Iglesias se está formando para ser psicóloga, por eso pensó que ser voluntaria en Alusamen le permitiría conocer más de cerca la realidad de las personas con trastorno mental. Lo que no imaginaba es que también le ayudaría a derruir tantos estereotipos.
Yurani Iglesias, voluntaria en Alusamen

Los prejuicios hacia las personas con problemas de salud mental están aún muy presentes en nuestra sociedad, pues, según Yurani Iglesias, “tenemos muchas ideas preconcebidas”. El voluntariado ha permitido a esta joven estudiante de psicología descubrir cuántas de estas concepciones no son ciertas y también convertirse en mejor profesional, de ahí que hable con tanta emoción de su colaboración con Alusamen, la entidad fundada en 1990 con el objetivo de ayudar a esta parte de la población cuyas necesidades no eran cubiertas por la sanidad pública.

¿Cómo empiezas como voluntaria en Alusamen y por qué te interesaba colaborar en el ámbito de la salud mental?

Respondiendo primero a la segunda pregunta, estoy estudiando psicología. Entonces, me parece una labor híper importante desde el ámbito profesional aprender a ver ciertas realidades diariamente y no solo a través de la teoría. Haciendo este voluntariado ha sido la primera vez en cuatro años de carrera que he podido trabajar con personas y, digamos, concienciar a la gente respecto a la salud mental.

Descubrí Alusamen porque una compañera de la universidad me dijo que llevaba un año haciendo voluntariado allí, me explicó qué se hacía y me transmitió esa empatía necesaria para dar el paso. Como era algo que llevaba mucho tiempo queriendo hacer, me puse en contacto con ellos, les pregunté si podía empezar cuanto antes y desde entonces he realizado diversos talleres.

¿En qué consiste tu actividad actual como voluntaria? ¿Cuál es la parte más complicada y la más bonita de lo que haces?

El año pasado estuve en dos talleres: uno de manualidades y otro de psicología positiva. El último requería más de trabajo externo, pero nos dieron un manual y nos preparábamos las sesiones. Al final era una clase teórica, aunque teníamos que hacerla también práctica, porque allí acudes a que te ayuden y a pasarlo bien, no a estar una hora escuchando a una persona hablar. Ese fue uno de los puntos que teníamos que tener en cuenta. Luego, en manualidades, había que estar pendiente de las dificultades o facilidades que tenían a la hora de realizar tanto cometas de papel, como una palmera o cosas así.

Lo más complicado creo que, de primeras y sobre todo en un voluntariado de salud mental, es ir en blanco. Porque muchas veces tienes esquemas de cómo van a ser las personas usuarias. Entrar en un mundo en el que tú no sabes nada y del que lo único que tienes son prejuicios fue la parte más complicada de sobrellevar al principio. Y la parte más bonita es precisamente cambiar todos esos pensamientos. A partir de ahí, saber cómo ayudar mejor a las personas y ver cómo me han ayudado ellas a mí.

Como comentas, como sociedad tenemos ciertas ideas preconcebidas sobre los problemas relacionado con la salud mental, ¿cuáles dirías que son los principales prejuicios?

Yo diría que el primero, o el más claro, es que pensamos que alguien con un trastorno mental es, como se dice coloquialmente y de manera incorrecta , una persona «loca». Nos han enseñado que alguien con un trastorno mental te va a demostrar que tiene unos pensamientos y unas conductas irracionales o muy excéntricas que llaman la atención. Pero, al final, un ejemplo de trastorno mental como es la depresión no se suele manifestar en que vaya una persona por la calle gritando e insultando a todo el mundo. No te enseñan que hay trastornos mentales que se llevan por dentro y no se exteriorizan.

Precisamente para derribar ese estigma social, hacéis campañas de sensibilización e incluso tenéis un programa de radio semanal en Radio Vallekas. ¿Consideras que los medios juegan un papel importante a la hora de erradicar prejuicios?

Creo que la situación ha evolucionado, porque hasta hace un tiempo que un colectivo como este apareciera en medios era visto como algo extraordinario o anormal, cuando a día de hoy creo que precisamente muchos medios lo que intentan hacer es normalizar todas esas situaciones. Entonces, a mi parecer, juegan un papel súper importante, pero al mismo tiempo también deberían hacerlo mucho más y mejor. Pero bueno, es un primer paso.

La mayoría de actividades que realizáis son en grupo. ¿Por qué es necesario potenciar el sentimiento de pertenencia y compartir espacio con otras personas?

Porque en el momento en el que te dan este diagnóstico, que suele venir acompañado de un estigma, muchas personas tienden a aislarse. No digo que en un momento puntual no necesites estar a solas, pero no puedes extrapolar eso a todos tus ámbitos.

Hacer los talleres en grupo es muy importante para que sepan que hay muchas más personas que están viviendo la misma situación, que pueden hacer las mismas actividades y, sobre todo, que pueden hablar entre ellos, porque al final una persona externa nunca va a tener la misma perspectiva que alguien que está experimentando lo mismo que tú.

¿Hay suficientes recursos públicos destinados a la salud mental?

Personalmente creo que no hay ni la mitad de los necesarios. Muchas personas están en listas de espera para entrar en una asociación pública para simplemente ir un día en semana a estar con gente que pueda entenderles. Así que me parece que hay una falta de recursos increíble para las personas con trastorno mental y que por eso se debería dar más visibilidad a esta situación, ya que en el momento en el que tiremos de la manta, siento que muchísima más gente ayudaría económicamente.

¿Qué ha significado para ti este voluntariado a nivel personal? ¿Y profesional?

Como comentaba al principio, ha cambiado mi perspectiva, pues ahora soy consciente de que mi vecino puede tener cierto problema a pesar de que no muestre los síntomas que yo esperaba; por su caso particular o porque está con medicación o con una terapia psicosocial. Esa reconstrucción de pensamiento me ha ayudado a nivel profesional.

A nivel personal, he desarrollado empatía y asertividad con personas con las que no lidio diariamente. Por decirlo de manera algo romántica, es como abrir una puerta a otro mundo en el que todos deberíamos entrar, solo que nos da mucho miedo debido a los estigmas que tenemos sobre el voluntariado y sobre la salud mental.

¿Recomendarías a otras personas a participar en este tipo de iniciativas?

Sí. Además, si fuera por mí, incluiría una asignatura en los colegios, porque si empezamos a educar desde pequeños en la empatía, en la asertividad y en el ayudar sin pedir nada a cambio, la sociedad mejoraría muchísimo y nos sentiríamos más realizados.

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