En medio de la preocupante situación del desempleo juvenil en España, Cruz Roja, a través de su proyecto TanDEM, respaldado por el Servicio Público de Empleo Estatal y financiado por los fondos Next Generation de la Unión Europea, ha brindado apoyo y formación a aquellas personas jóvenes que se encuentran más alejadas del mercado laboral. De 204 participantes que han finalizado el programa, un 56% han logrado conseguir empleo.
Durante esta primera edición del programa, jóvenes desempleados y sin experiencia laboral, provenientes de diversas regiones de España, han completado con éxito un proceso de formación que les ha otorgado certificaciones profesionales en áreas como Monitor de Ocio y Tiempo Libre, Grabador de Datos, Agente Multicanal de Servicios, y Atención Sociosanitaria para Personas Dependientes, entre otros. De los 104 jóvenes que han logrado conseguir empleo, Cruz Roja ha contratado hasta el momento al 20%, ofreciendo una oportunidad para incorporarse a la Institución y contribuir a su misión humanitaria.
El éxito de esta iniciativa radica en su enfoque integral, que combina la formación teórica con la experiencia práctica a través de un contrato de formación en Cruz Roja y entidades colaboradoras. Durante un período de 14 meses, los jóvenes han pasado por diversas etapas, desde una fase formativa inicial hasta una etapa de orientación y acompañamiento a la inserción laboral.
Un 22% de las personas menores de 30 años está desempleada
El desempleo juvenil en España sigue siendo un desafío socioeconómico preocupante. Según datos recientes, la tasa de desempleo entre personas menores de 30 años se sitúa en un 22%, y se eleva al alarmante 29% para aquellas personas que tienen menos de 24 años. Estas cifras reflejan los obstáculos a los que los jóvenes se enfrentan para ingresar al mercado laboral, con dificultades para encontrar oportunidades de empleo estables y adecuadas a sus habilidades y aspiraciones profesionales.
Para los jóvenes con niveles educativos más bajos, la situación es aún más difícil, con una tasa de desempleo que alcanza el 42.75%. Esta disparidad refleja no solo la falta de oportunidades para aquellos que no han podido finalizar una educación reglada, sino también la necesidad de intervenciones específicas para cerrar la brecha educativa y laboral que perpetúa la exclusión y la precariedad laboral, y que prevenga el riesgo de pobreza entre la juventud.