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El tabú de la educación menstrual

La pobreza, ligada a la falta de educación menstrual, lleva a muchas de las personas menstruantes a no mantener una higiene adecuada

Paloma García

Todavía, la menstruación es considerada un tabú en nuestra sociedad. Muchas mujeres y niñas ocultan por completo que están en su fase menstrual. Según la Fundación FAD Juventud, la cultura popular y los medios de comunicación han contribuido a perpetuar estigmas y mitos en torno a la menstruación, lo que ha generado una falta de educación menstrual adecuada en muchos países.

La ONG WASH United promovió el 28 de mayo como el Día Internacional de la Higiene Menstrual. La elección de este día no fue al azar, sino que se fijó en el vigésimo octavo día del quinto mes de año en alusión a la duración promedio de los ciclos menstruales, que son de 28 días, y al hecho de que las personas menstrúan aproximadamente cinco días cada mes. El propósito era el de erradicar la pobreza menstrual, generar conciencia sobre la higiene y la gestión menstrual y desafiar los tabúes, el estigma y las creencias erróneas.

Sangre de color azul

Los anuncios y la publicidad de productos para la recogida de sangre son ejemplos claros ya que suelen invisibilizar la menstruación al mostrarla de color azul. Curiosamente, en los medios de comunicación es fácil encontrar sangre en escenas violentas. No es a partir de 2017 cuando comenzamos a ver sangre menstrual de color rojo en los anuncios de compresas.

La promoción de la salud menstrual y del acceso a productos menstruales son las otras vías de promoción de estos derechos. En 2019, la ONU reconoció cómo la falta de atención a las necesidades menstruales y de salud de las mujeres y niñas viola su derecho fundamental a la igualdad y a participar en la vida pública, económica, social y cultural.

En 2020, Escocia se convirtió en el primer país en aprobar una legislación que garantizaba el acceso gratuito a productos menstruales en lugares públicos. A esta, se le sumó Argentina con la aprobación de otra ley para el acceso gratuito de estos productos en establecimientos educativos y de salud. Canadá eliminó el impuesto sobre los productos menstruales en 2015, considerándolo una necesidad básica, y Kenia lo hizo en 2017. Sin embargo, España sigue con IVA en los productos menstruales, aunque en 2023 bajó de un 10% a un 4%.

El acceso gratuito a productos menstruales: un reto

Ahora, España ha empezado a crear proyectos para el acceso gratuito a productos menstruales. En Cataluña, por ejemplo, ya se pueden conseguir en farmacias gracias al proyecto ‘Mi regla, mis reglas’. Desde el Departamento de Igualdad y Feminismos de la Generalitat, aseguran que todas las mujeres y personas menstruantes deben poder decidir libremente y con la información adecuada cómo quieren gestionar su ciclo menstrual.

Por eso, la Generalitat de Catalunya promueve y garantiza el acceso a los productos reutilizables y sostenibles mediante su distribución gratuita. Se puede obtener mediante una aplicación gratuita una copa menstrual, bragas menstruales o dos compresas reutilizables.

Esta iniciativa surge a raíz de los alarmantes datos de mujeres que no tienen acceso a productos menstruales en España. Según la Asociación Cultural Menstrual, la escasez o falta de productos de gestión menstrual (PGM) tiene múltiples impactos negativos para las niñas, mujeres e identidades menstruantes. Entre otros, limita la participación social, educativa y económica.

La falta de acceso a productos de gestión menstrual adecuados puede llevar al uso de materiales no seguros, aumentando el riesgo de infecciones y otras complicaciones de salud. Además, la Asociación Cultural Menstrual asegura que la preocupación constante sobre cómo manejar la menstruación sin los recursos necesarios genera altos niveles de estrés y ansiedad. Esta situación perpetúa la estigmatización y la vergüenza asociadas con la menstruación, afectando negativamente la autoestima y la dignidad, y vulnerando los derechos humanos.

La pobreza menstrual en España

Según el estudio ‘Equidad y salud menstrual en España’ de la Fundación Instituto Universitario para la Investigación en Atención Primaria de Salud Jordi Gol i Gurina (IDIAPJGol), el 22,2% de las participantes reporta haber tenido dificultades económicas para costear productos menstruales durante su ciclo vital y el 39,9% indica haber tenido que comprar productos más baratos para poder costearlos.

Los resultados del estudio también destacan cómo el riesgo de pobreza menstrual es más elevado en mujeres con una peor situación socioeconómica y en migrantes con una situación administrativa no regularizada. Las participantes inciden en la necesidad de garantizar el acceso a productos menstruales y combatir la pobreza menstrual mediante políticas públicas.

Los cambios hormonales y la vergüenza

La psicóloga Raquel García afirma que la sociedad ha avanzado en cuanto a la educación sexual, pero que todavía queda un largo camino para que la menstruación deje de ser un tabú entre la adolescencia y se hable con total normalidad.

“No a todas les afecta de la misma forma pero, a la edad que baja por primera vez la menstruación, cuesta mucho gestionar bien los sentimientos. Les cambia el cuerpo, se incrementa la masa ósea y corporal, la pelvis se expande, las mamas se desarrollan… Está transformación puede producir complejos, rechazo del propio cuerpo e incluso la aparición de trastornos de conducta alimentaria”, declara Raquel García.

Muchas de las personas menstruantes normalizan el dolor de la menstruación | Imagen de Pexels

La psicóloga explica que la menarquía genera, muy a menudo, confusión o espanto. Para disminuir la probabilidad de que esto ocurra, la adolescente debe sentirse acompañada por su familia y en un ambiente donde pueda expresar su preocupación y nuevos sentimientos. “Hay que tener cuidado con una actitud de exagerado control porque esto puede aumentar el malestar. Por lo general pueden sentir miedo a hacerse mayores o todo lo contrario, sentir que ya son adultas y quieran conocer el «mundo adulto» a marcha forzada”, asegura García.

De hecho, según desvela un estudio realizado por un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y por la Universidad Politécnica de Valencia, el 35,7% de las mujeres encuestadas no sabía muy bien qué era la regla cuando les vino por primera vez y un 56,1% no sabía lo suficiente cómo proceder. Las cuatro emociones más comunes reportadas durante la primera menstruación fueron vergüenza (23%), preocupación (20%), miedo (16%), y estrés (15%).

Abordar la educación menstrual en los colegios

Raquel García considera totalmente necesario abordar este tema en los colegios y que haya mayor conocimiento sobre cómo afecta el ciclo menstrual a todo el cuerpo y como varía a lo largo de la vida. “Todavía hay muchas familias que no hablan del tema con sus hijas ni les dan facilidades para que ellas expresen como se sienten, por eso se debería tratar el tema mucho más en profundidad en los colegios”, afirma.

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