El Día Internacional de la Lengua de Signos (23 de septiembre) y el Día Mundial de las Personas Sordas (29 de septiembre), ponen de manifiesto la necesidad de luchar por una inclusión en la sociedad. David Aix encontró en el voluntariado una forma de poder ayudar a personas que se encuentran en situaciones que él ya ha tenido que vivir como persona sorda.
¿Cuáles son los principales retos del voluntariado que realizas en Fesord?
Quizás uno de mis principales retos es el de afrontar las complejidades de cada persona y adaptarme a sus necesidades específicas. Al principio fue un poco complicado para mí, pero con el tiempo lo fui llevando cada vez mejor. Creo que las personas estamos continuamente afrontando retos y puede ser bueno para el crecimiento personal y profesional.
¿Qué habilidades sociales impartes concretamente? Ponme un ejemplo.
En el taller impartimos diferentes habilidades sociales adaptadas a las necesidades de cada persona, por ejemplo, ponemos énfasis en que mejoren la comunicación no verbal y que puedan expresar sus emociones y necesidades de manera más efectiva. También nos encargamos de que mejoren en la interacción social, como la capacidad de iniciar y mantener una conversación respetando los turnos, el uso correcto del espacio personal…
Con ellos practicamos cómo llevar las situaciones cotidianas, desde pedir ayuda hasta resolver conflictos de manera pacífica. Todas estas tareas están preparadas para ayudarles a desenvolverse mejor en la sociedad con mayor autonomía y confianza.
¿Crees que las personas que acuden a los talleres encuentran alguna ventaja en que sea una persona sorda quien les imparta el contenido?
Honestamente, creo que es una gran ventaja que una persona sorda imparta los talleres. Crea un mejor ambiente, más empatía y comprensión mutua; las personas que asisten al taller se sienten más conectadas porque comparten una experiencia en común que facilita la comunicación y el aprendizaje. Además, el hecho de que yo sea sordo puede ayudar a motivarlos y que alcancen un grado de autonomía y habilidades suficientes, les puedo servir de referente y ejemplo positivo. Se sienten más comprendidos y apoyados, es lo que percibo.
¿Qué es lo más difícil de enseñar? ¿Por qué?
Lo más difícil de enseñar en este contexto para mí es el manejo de las emociones en situaciones de estrés o conflicto, para ellos interpretar y expresar adecuadamente sus emociones puede ser difícil.
¿Es distinto el contenido que se le da a una persona con discapacidad intelectual que el que se le da a su familiar o una persona oyente?
Sí, es distinto. En el caso de las personas con discapacidad intelectual adaptamos los temas para que sean más visuales, concretos y fáciles de entender, usando lengua de signos y recursos cómo imágenes o situaciones prácticas que les sirvan para interiorizar mejor la información. Nos centramos en habilidades que sean útiles para su día a día, cómo la comunicación básica y la interacción social.
A las familias o personas oyentes les damos herramientas para que entiendan mejor las necesidades y capacidades de las personas con discapacidad intelectual, así pueden apoyarles de manera efectiva.
¿Existe una integración real de la comunidad sorda y oyente en España?
Depende del contexto y las características de cada persona sorda y oyente, creo que se debería de concienciar más las necesidades y barreras reales de las personas sordas, sus necesidades comunicativas. Porque al ser una discapacidad invisible no ayuda. La integración real se puede mejorar.
¿Crees que es suficiente la intervención de las administraciones públicas? ¿Qué cambiarías?
Creo que lo hacen lo mejor que pueden, pero no son del todo conscientes de nuestras necesidades reales. Diría que no es del todo suficiente, se necesitan más intérpretes de lengua de signos en centros educativos, en el ámbito sanitario, no en todos los centros de salud u hospitales hay adaptaciones en pantallas. Eso es lo que cambiaría.
¿Crees que existe una concienciación por parte de la sociedad oyente sobre la integración de la población sorda? ¿Cómo podríamos promoverla?
Es relativo. Depende de sus experiencias con personas sordas, si han tenido compañeros o amigos sordos, si son familiares; hay muchas personas que jamás se han cruzado con una persona sorda y a la hora de interactuar con ellos no saben qué hacer. Y la persona sorda puede sentirse insegura por no saber cómo va a reaccionar la persona oyente.
Lo ideal sería que en todas las escuelas desde muy pequeñitos, tengan o no compañeros sordos, se les debería enseñar lengua de signos aunque sea la asignatura optativa. Y cuando sean mayores estarán más sensibilizados con los sordos y sabrán cómo comunicarse con ellos y todo estará más normalizado. Verán a los sordos como personas normales, unos más en la sociedad y no cómo “extraños”.
¿De qué manera ayuda tu voluntariado a la comunidad? ¿Y para ti a nivel personal?
Imagino que los miembros de la entidad estarán contentos de contar conmigo como voluntario, además de que pueden contar conmigo para otros proyectos que puedan surgir en el futuro. Creo que más adelante puedo aportar de forma positiva en otros ámbitos del voluntariado, si se da el caso, en las personas mayores, soledad no deseada en diferentes edades.
A nivel personal aprendo un montón con el voluntariado, y veo en mí cosas que desconocía. Además, creo que me hace mejor persona.
¿Qué es lo más gratificantes de tu voluntariado?
Ayudar a los demás y ver que se sienten bien con mi aportación no tiene precio, me hace sentir muy bien, recomendaría a la gente que no ha hecho voluntariado que lo probara, merece la pena.