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«La arteterapia ayuda a crear espacios de escucha libres de discriminación»

Veronica Maria Agliozzo es voluntaria en la Asociación AMPGYL, además de educadora social y gestora de proyectos. A través de un taller de arteterapia con jóvenes LGTBI+ consiguió crear espacios de escucha seguros para estas personas y hoy nos cuenta cómo ha sido combinar arte y voluntariado.
Veronica Maria Agliozzo, voluntaria en AMPGYL

Por Irene Ortiz

Italiana de nacimiento, pero española de corazón, Veronica Maria Agliozzo es una joven risueña que dibuja sonrisas con la suya propia; es el complemento que nunca le falta en el rostro. Y no solo metafóricamente hablando, sino que a través de un taller de arteterapia que imparte en la Asociación AMPGYL (Asociación de Familias contra la Intolerancia X Género), consigue que jóvenes del colectivo sientan la libertad de poder expresarse sin sentirte juzgados. De soltar lo que llevan dentro y mejorar su autoestima. El arte de la palabra y de la escucha. De dejar ser. Una combinación que, las dos en una, consiguen romper barreras.

Aunque desde siempre había sentido la inquietud de ayudar a quienes más lo necesitan, reconoce que su primera experiencia en voluntariado le cambió la vida. Fue un voluntariado europeo con personas con discapacidad intelectual y mayores. Y, tiempo después, sus pasos le llevaron a la Plataforma del Voluntariado de España donde trabaja actualmente como coordinadora de proyectos y programas de voluntariado.

¿Cómo es que decidiste emigrar a España e impartir la solidaridad desde aquí?

Yo creo que España e Italia son dos países muy parecidos, pero al mismo tiempo con una cultura distinta. En Italia, por ejemplo, hay un poco más de resistencia en cuanto a algunos derechos sociales que en España tienen más aceptación, como los derechos de las personas LGTBI+.

Has colaborado en un taller de Arteterapia con la Asociación AMPGYL que promueve la lucha contra la discriminación por género. ¿Cómo das con esta entidad social?

Fue gracias a una compañera de la Plataforma del Voluntariado de España que sabía que eran temas que me interesan mucho, porque me tocan desde cerca. Una vez en la Asociación, como arte-terapeuta me animo a dar este taller a jóvenes LGTBI+. Nunca antes había hecho nada parecido con personas del colectivo y la verdad que fue una experiencia muy bonita.

Has mencionado que hiciste un Máster de Arteterapia en Madrid. ¿Cómo ha sido para ti poder combinar arte y voluntariado?

Me pareció muy bonito porque puedes combinar una herramienta que tienes como profesional -la arteterapia-, con poder ayudar a personas con las cuales te identificas.

¿Cómo fue el desempeño de la actividad? ¿Cómo surge?

La propuesta del taller depende del enfoque que tenga el arte-terapeuta. A mí, por ejemplo, no me gusta que el taller sea muy dirigido, pero en este caso sí que elaboré una propuesta previamente. La actividad se basó en crear una línea del tiempo, con la experiencia de vida de cada persona participante.

Cada una de ellas creó su línea del tiempo con algunos eventos significativos de su vida. Lo que se hizo fue representarlo con dibujos de forma muy libre y luego, hubo un espacio de explicación donde cada una decidía lo que quería contar y lo que no.

Llegué con esta propuesta porque creo que cuando das un taller de arteterapia de tipo grupal, se trata sobre todo, según mi enfoque, de crear un espacio seguro donde puedas contar tu historia sin sentirte juzgado. Para poder hacer esto, yo creo que es importante crear esos espacios de escucha, donde cada uno pueda contar su vida… La verdad que ha sido muy interesante.

¿Qué otro tipo de actividades se realizan en talleres de arteterapia?

Se hacen actividades con cualquier tipo de arte. Puedes utilizar el arte plástico, la música, el teatro… también hay talleres de escritura terapéutica. En mi caso, me gusta mucho combinar el arte plástico con la escritura.

¿De qué manera el arte, en este sentido, puede ayudar a mejorar la vida de las personas?

Yo creo que puede ayudar a desarrollar esos espacios de creación compartida donde te puedes sentir segura, escuchada… sentir que no te van a juzgar porque las demás personas están allí por lo mismo.

Yo creo que tiene varios factores. El primero es el de hacer algo en conjunto con otras personas, el compartir experiencias y crear al mismo tiempo una misma obra. Crear arte juntas y también espacios compartidos. El segundo es el de exteriorizar los sentimientos y emociones. Incluso sin darte cuenta, de repente, has dibujado un miedo o una rabia que escondías. Te ayuda a expresarte. Es muy importante, sobre todo para personas que, dentro de la sociedad, pueden ser víctimas de alguna discriminación.  

La arteterapia es un proceso. En este caso estamos hablando de un taller suelto, pero normalmente se trata de un proceso hecho por vínculos. Es normal, como en cualquier tipo de terapia, que al principio cueste abrirse, pero luego se va cogiendo confianza con el grupo, con la persona terapeuta… También con el uso del arte. A veces se tienen resistencias con lo que quiere decir “crear”. Algunas personas llegan y dicen: “Es que yo no sé dibujar”. Y yo les digo: “Pues yo tampoco”. La arteterapia va mucho más allá de eso.

Entonces, a parte de mejorar el estado mental y emocional de una persona, ¿también ayuda a erradicar la discriminación y las desigualdades?

Claro, yo creo que sí, porque crea esos espacios de escucha y permite a la persona desarrollar su autoestima. Cuando tú te sientes escuchado puedes expresar mejor cómo te sientes. Y entonces también puede ayudar a reducir estas discriminaciones.

Imagino que cualquier persona es bien recibida a hacer este tipo de talleres.

La arteterapia se puede hacer con todo el mundo. Puede tener distintos objetivos. De hecho, a veces, en lugar de hablar de arteterapia, podemos hablar de educación artística para la inclusión social, que tiene que ver con utilizar el arte como herramienta para poder favorecer la inclusión.

Una vez organicé un intercambio juvenil y las personas participantes eran personas con discapacidad junto a estudiantes de la universidad. Fuimos a un hotel juvenil durante una semana y realizamos un taller de arteterapia que tenía como objetivo crear conexiones gracias al arte. Se llamaba ‘Conectart’.

¿Se ha notado alguna mejoría en las personas tras realizar los talleres?

No puedo generalizar, pero creo que, como en cualquier terapia, se pueden conseguir mejorías. De hecho, tras la finalización de ese intercambio juvenil, realicé una investigación para mi Trabajo Final de Máster de Arteterapia y una profesora me dijo que, de entre las personas participantes, reconoció a una alumna suya y se dio cuenta de que había salido más empoderada y había reducido su timidez tras volver del intercambio.

¿Para que una persona voluntaria pueda impartir este taller es necesario tener algún tipo de habilidad artística?

No, no. Esto va de crear, de expresarse, no hace falta ninguna habilidad artística.

¿Consideras que el arte es entonces una herramienta de cambio social?

Sí, cien por cien. Yo creo que tiene un potencial enorme. Arte es todo lo que tiene que ver con crear. El arte no es solo aquello que entendemos que tiene que ser bonito. Va mucho más allá de todo eso.

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