La visión sobre la adicción y los trastornos por juego todavía están llenos de estigmas al verse como algo que podría haberse evitado. Sin embargo, el gallego Ricardo Barreira Baños, voluntario de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), que superó la ludopatía el 12 de abril de 2012, rompe con esa idea y demanda más prevención, tratamientos, oportunidades y visibilidad.
¿Cuál es tu andadura como voluntario en FEJAR?
Ahora mismo me dedico exclusivamente a gestionar las redes sociales de FEJAR, pero antes empecé a colaborar en los congresos para proporcionar las acreditaciones, organizar el material o coordinar al personal. Ser voluntario en la Federación me vino casi dado porque yo soy ludópata y finalicé mi tratamiento hace doce años junto a AGAJA en Vigo, que es miembro de FEJAR. Después, tras la pandemia y al hablar con el presidente de la Federación, vimos cuánta importancia tenían las redes sociales a la hora de dar a conocer lo que hacemos y visibilizar este problema.
¿El voluntariado suele ser una opción para otras personas con vivencias como la tuya?
Sí, todos mis compañeros han venido del mismo lugar. Son ludópatas que se han rehabilitado o personas de apoyo para esos ludópatas, ya sean familiares o amigos. Yo estaba enfermo, necesitaba ayuda y AGAJA de Vigo me la dio. Cuando me di cuenta de que ya estaba rehabilitado, pensé qué podía hacer por ellos todo lo que ya habían hecho conmigo. Y, en mi caso, me reconforta y me ayuda en mi día a día apoyar a otras personas.
¿Cuánta urgencia existe por eliminar los prejuicios?
Ya no solo es importante eliminar prejuicios a la hora de colaborar, sino eliminarlos a la hora de formar parte de una federación a la que acudes para rehabilitarte. El juego siempre ha tenido su estigma, pero los primeros estigmatizados y estigmatizadas somos nosotros. No es lo mismo decir padezco cualquier otra enfermedad, a decir que eres ludópata. Con la primera, la gente te da una palmadita en la espalda, te dice que luches y que no te rindas. Con la segunda, muchas personas no entienden que va más allá de un mero vicio. Cuando pierdes el miedo al qué dirán, involucrarte en una federación como FEJAR sale solo.
¿Y cómo reacciona la sociedad ante esta realidad?
Existe un pensamiento generalizado sobre las adicciones en el que se piensa que al alcohólico nadie le obligó a beber y al ludópata nadie le obligó a jugar. Hay que ir mucho más allá, porque no todo es tan sencillo como eso. No es solo hablar de que nadie me obligó a echar una primera moneda, sino hay que hablar de que es un trastorno mental y necesita, como tal, un apoyo, formación o tratamientos.
¿Se ha producido algún cambio relevante en los ojos que miran?
Sí, cada vez se va aceptando más pese a que sigue habiendo gente que nos trata de viciosos. No obstante, antes la gente entraba a las asociaciones a escondidas y sin decir nada a sus familias, cuando no debería ser así. Si estás enfermo: necesitas ayuda y que te traten. Si juzgan: que lo hagan.
Por eso, es más importante que nosotros mismos nos quitemos ese estigma, porque si yo no me respeto a mí mismo, no puedo exigir que me respeten. Poco a poco la gente está más concienciada de que hablamos de un problema de salud mental y que necesitamos apoyo.
¿Cómo es el perfil de las personas que sufren este trastorno?
Somos mayores, jóvenes, hombres, mujeres… Y de todos los extractos sociales. No ha aumentado mucho el número de usuarios, pero sí ha bajado la edad y ha cambiado el perfil de jugador. Hace 20 o 30 años la gente jugaba en bingos o tragaperras, ahora el juego y las apuestas deportivas son online.
A los padres les cuesta mucho entender que, lo que puede parecer una simple apuesta, puede llegar a ser peligroso y que es ilegal. Es un problema que esté tan interiorizado que un chaval eche una apuesta, compre un décimo de lotería o juegue a un rasca. La educación influye y hablar de esto, del problema que existe en no interactuar más allá de una pantalla, es importante.
¿Se necesita de un mayor apoyo para poder prestar un mejor servicio?
Recibimos apoyo institucional y económico, pero sigue habiendo distinciones entre unas asociaciones y otras. Nuestro interlocutor, por ejemplo, sigue siendo el Ministerio de Consumo y no el de Sanidad. Por eso, hay que seguir peleando por nuestros derechos y hacer ver que va más allá. Hay áreas que necesitamos cubrir y que lo hacemos a través del voluntariado, que es esencial. No conozco ningún movimiento sin voluntariado; no se podrían ejercer según qué funciones y actividades.
Como voluntario, ¿es esencial formarse continuamente ante el avance de las tecnologías y las aplicaciones?
La formación continua es super importante en este caso. Hay que estar al tanto de todo lo que nos afecta y de todos los recursos que podemos utilizar para solucionar el problema. Desde FEJAR intentan formar a todo el equipo y a los voluntarios porque todo avanza muy rápido y, si te quedas estancado, cuesta mucho recuperar. Cuando una persona llega, no obstante, se le informa de todo y se le pone en contacto con otras personas que hayamos pasado por una situación similar.
Además de actualizarnos, es importante dar a conocer qué nos pasó, por qué, cómo hemos podido rehabilitarnos y cuándo empezamos a tomar las riendas de nuestras vida. Para ello, la información es primordial, al igual que las redes sociales y saber utilizar todos los canales para prevenir y acompañar.