Un estudio realizado por el Hospital Universitario de Canarias y el Clínic-IDIBAPS ha analizado la eficacia de las dos principales pruebas de cribado para detectar el cáncer colorrectal. Las conclusiones demuestran que la prueba de sangre oculta en heces es igual de efectiva que la colonoscopia en cuanto a detección precoz y capacidad para reducir las probabilidades de mortalidad. Se trata del primer estudio en el mundo que compara ambas estrategias.
La detección del cáncer de colon se puede realizar a través de dos estrategias principales de cribado: la prueba de sangre oculta en heces y la colonoscopia. Hasta ahora, esta última se consideraba como la prueba más precisa para la detección temprana, aunque podía resultar un tanto invasiva.
Resultados del estudio
El estudio se llevó a cabo a través del proyecto COLONPREV y contó con la participación de 57.000 hombres y mujeres de entre 50 y 69 años de ocho comunidades autónomas españolas: Aragón, Canarias. Cataluña, Galicia, Madrid, Murcia, País Vasco y Valencia.
Las personas participantes se dividieron en dos grupos, unas para realizarse la colonoscopia y otras para el test inmunoquímico fecal (FIT). Las pruebas se realizaron cada dos años. El objetivo era comparar la mortalidad por cáncer colorrectal pasados diez años.
Los resultados mostraron que la participación en el cribado fue mayor en el grupo del test de sangre oculta en heces (40%), en comparación con el grupo de la colonoscopia, que fue de cerca del 32%. Por otro lado, la mortalidad por cáncer colorrectal después de 10 años fue similar en ambos grupos: 0,22% en el grupo de la colonoscopia y 0,24% en el grupo del test inmunoquímico fecal. También lo fue la incidencia de estos tumores.
«Estos resultados tienen una gran relevancia, porque demuestran que un test no invasivo como el test de sangre oculta en heces puede ser una alternativa viable a la colonoscopia«, así lo ha afirmado el Dr. Antoni Castells, presidente del Comité Ejecutivo del Clinic Barcelona Comprehensive Cancer Center.
Por su parte, el Dr. Enrique Quintero ha apuntado que, al ser el test inmunoquímico fecal más cómodo y menos invasivo, «implementar esta prueba podría ser más coste-efectivo y accesible para una mayor parte de la población». También que esto podría aumentar la participación en los programas de cribado.
El proyecto ha estado cofinanciado por la Asociación Española Contra el Cáncer y el Instituto de Salud Carlos III.