Al sur de la Península, con un abril cálido, de 29 grados en la ciudad de Lucena (Córdoba), Marta Gálvez, profesora de Educación Infantil, se muestra preocupada ante la transformación que han supuesto las restricciones de agua en su rutina. “A la higiene es a lo que más nos afecta. En mi casa somos cuatro y si coincide que entramos pronto y a la misma hora a trabajar, hay que guardarla por la noche para que todos podamos limpiarnos los dientes antes de salir por la mañana”, explica.
En su municipio existen cortes de agua que le obligan a almacenar agua en tapers o botellas reutilizables, ya que su jornada laboral y tiempo de ocio suele coincidir con las horas en las que el agua está disponible en su bloque. “Ducharte sabes que tienes que ducharte por la noche antes de que empiecen las restricciones y para lavarte los dientes o la cara tienes que dejar agua guardada en algún recipiente para poder hacerlo”, apunta.
El 22 de abril es una fecha marcada en el calendario por Naciones Unidas, con el fin de conmemorar el Día de la Tierra. El objetivo principal es tomar conciencia de la situación en la que se encuentra el planeta. Mientras, en España aparecen cifras y medidas relacionadas directamente con lo que personalidades expertas consideran una situación crítica. La AEMET señala que las regiones del sur y el noroeste del país son las que más se han visto afectadas. Algo que transforma la rutina de las personas.
Cambios en la rutina
Según el Informe mensual de seguimiento de la situación de sequía y escasez, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la ciudad de Lucena continúa con cortes de agua de 6 horas diarias, y es uno de los principales impactos producidos en las Demarcaciones Hidrográficas intercomunitarias. “Las primeras restricciones fueron en el verano de 2022 y las recuerdo como algo extraordinario. Al principio el miedo por pensar que podríamos quedarnos sin agua, pero, a la vez, el creer que sería solo cosa del verano y que se acabaría solucionando pronto el problema”, comenta Marta, haciendo referencia a los dos años que llevan viviendo estas medidas.
“Tienes que organizar tu vida en base a las restricciones. Ten en cuenta que también necesitamos guardar agua para usar a modo de cisterna. Yo suelo ponerme mala del estómago, por eso yo le temo a ponerme mala un día que no haya agua”, señala la profesora de infantil.
El punto que más recalca Marta es el problema al que se enfrentan cuando los inodoros quedan inoperativos. Ya no es cuestión de ser previsores a la hora de tener el agua almacenada, sino que puede suponer un gran reto ante situaciones de enfermedad donde el olor y la falta de higiene son mayores. Finaliza su discurso mencionando el caso de las mujeres y la menstruación, pero teniendo muy presente que, desde que el país se enfrenta a esta circunstancia, se ha concienciado más con la problemática nacional.
Situación actual y mayor conciencia
La Agencia Catalana del Agua registra, a fecha de 17 de abril de 2024, que el estado total de las reservas de agua de los embalses se encuentra al 18,07%. La situación mantiene las medidas que tomó la Generalitat el pasado febrero, cuando se declaró el estado de emergencia en la zona debido a la sequía.
Cataluña es, junto a Andalucía, una de las zonas más afectadas. Por eso están apareciendo medidas que antes no se contemplaban o que no llevan instauradas tanto tiempo como en el caso de la cuenca del Genil cordobesa. Diego Solé, comunicador audiovisual, residente en la ciudad de Barcelona, reconoce que las medidas afectan sobre todo a la cantidad y presión del agua en las viviendas, pero no considera que afecte a su día a día, como para generar un cambio de rutinas.
Sin embargo, sí señala una transformación en la conciencia medioambiental: «En mi día a día no son tan notorias estas restricciones, hago vida normal simplemente teniendo un poco más de conciencia a la hora de tener un grifo abierto o por ejemplo haciendo las duchas un poco más rápidas».
La cuesta arriba de la agricultura
La Delegación de Agricultura de la Junta en Granada señala, en su Análisis de la sequía en Andalucía. Estudio comarcal para el mes de febrero de 2024, que la situación de sequía pluviométrica por comarcas agrarias deja a la Costa Tropical de Granada en estado de sequía excepcional, al igual que muchos otros zonas concentradas en la cuenca Mediterránea y en el Guadalete.
Para Francisco García Fernández, agricultor de la zona del Cerval en la comarca de la Costa Tropical de Granada, la situación ha tenido una repercusión directa en su negocio. «Se han recogido menos frutos debido a que el agua ha sido salada, que ha tenido mucho cloruro. Entonces al fruto no se le ha podido meter abono, ya que haría que las sales aumenten. La fruta ha sido más «menua» y menos cantidad«, recalca señalando que las frutas y verduras disminuyen en tamaño y en número. El agricultor explica que el agua dulce pesa más que la salada, y no llegan a mezclarse, por eso, cuando los acuíferos bajan entra en los pozos el agua del mar, ya que los que hay en la zona están situados por debajo del nivel del mar.
Las condiciones climatológicas que azotan la zona por la falta de nieve y lluvias, además de las grandes restricciones por la sequía, obligan a quienes trabajan la tierra a incrementar su agudeza y esfuerzos. A pesar de tener su suministro de agua contratado hay periodos en los que no le pueden abastecer. Para ello, el pasado año 2023, realizó una inversión para la creación de una balsa que le permite afrontar las restricciones de la sequía. La cifra de los costes de su creación llega a 13.000 euros y le permite un almacenaje de hasta un millón de litros.
La concienciación de la ciudadanía en relación a la situación actual no termina de encajar en algunas opiniones, que dejan esta problemática en segundo plano. “Mucha gente no es consciente de lo que supone la situación. Ha llovido en la Semana Santa, que gracias a eso tenemos esperanzas de salvar el verano, y muchos protestan porque han perdido esos días de celebrar. Mucha gente no sabe, porque no se trata solamente del campo, sino para todo, su uso doméstico”, concluye Francisco, denunciando que en muchos aspectos se prioriza el área del turismo a la agricultura, sin tener en cuenta que es necesario que llueva incluso para el fomento de dicho turismo.
Los refugios climáticos
Las piscinas de las viviendas de particulares se han visto afectadas por las medidas. Es el caso de la mancomunidad de Llerena (Badajoz), en Extremadura, donde está prohibido llenarlas con el agua que se abastezca de la red pública. Además, en 2023 también se prohibió el llenado de las piscinas públicas. Extremadura no es la única a la que afecta esta medida, Cataluña también ha declarado la prohibición a las piscinas particulares.
Marta Gálvez apunta la necesidad de contar con estos lugares como refugio del calor. A su vez, piensa que han de encontrar el modo de mantener el llenado de las piscinas, algo que indica que hacen algunas de las personas que tienen piscinas privadas.
Las temperaturas siguen subiendo, las previsión de lluvias es baja y la ciudadanía española deberá seguir adaptándose a estos cambios que ponen en riesgo los puntos de refugio climático en los meses más duros del verano