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La sanidad en Andalucía: un sector saturado y condiciones al límite

El personal de enfermería y el personal médico son las dos caras de una misma realidad sanitaria. ¿Cuáles son las principales quejas del sector?

Ana Somavilla Morilla

“La demanda de pacientes no para de aumentar”. “Es incierto saber dónde trabajarás o de qué dentro de cuatro meses”. “Me gustaría poder atender con más tiempo”. Así suenan los pasillos de muchos hospitales, centros de salud y urgencias, donde profesionales de la salud aseguran hacer frente a dos problemas fundamentales que achacan al sistema: la presión de pacientes y la inestabilidad laboral.

Según las últimas cifras publicadas por el INE (2022), España cuenta con más de 290.000 médicos colegiados y más de 330.000 enfermeros colegiados. Esto se traduce en unos 6 médicos y 7 enfermeros por cada 1.000 habitantes. Un dato que ha aumentado en los últimos años, mientras la escasez de personal se hace cada vez más notoria en las plantillas tanto de la sanidad pública como de la privada.

La Organización Mundial de la Salud prevé, para 2030, una carencia de 10,1 millones de profesionales sanitarios cualificados en el mundo. Se asocia directamente a los recortes presupuestarios, tanto de recursos como de estructuras en este área.

¿Mejor situación laboral en pandemia?

“Sin que se me malinterprete, la pandemia fue mi mejor etapa laboral”, confiesa Esther una joven enfermera de 30 años, que trabaja como matrona para la sanidad pública en Málaga. Aclara que la situación en los hospitales con el Covid fue muy dura a nivel emocional y no frivoliza su impacto en la sociedad, pero sí que valora que en ese momento fue cuando el sistema se dio cuenta de “la necesidad de invertir en más recursos humanos” y que eso se tradujo en un ritmo “más desahogado”.

El Ministerio de Hacienda tasaba el desembolso realizado por el conjunto de Administraciones públicas en 2020 en cerca de 590.000 millones de euros. Así, se pudo asegurar, entre otras cosas, el refuerzo de equipos amplios con cierta permanencia y la dotación de infraestructuras y equipamiento.

En el caso de los contratos para el personal de enfermería pasaron de una duración de unos 4 meses a alargarse entre seis y ocho. A su vez, y según declaran estos profesionales, pudieron asentarse en un equipo de trabajo que facilitó la propia dinámica.

La pandemia trajo no solo una mayor inyección presupuestaria sino una mejora de las condiciones laborales del personal sanitario, unido a un reconocimiento directo por un trabajo del que no solo se vive por el componente vocacional.

Atención sanitaria deficiente

Pero con el COVID superado, la falta de personal sigue posicionándose como una de las principales preocupaciones, según confirma el Sindicato de Médicos de Andalucía (SMA). Por ejemplo, la semana pasada se convocaba una concentración en Málaga, donde el SMA solicitaba la dotación presupuestaria necesaria para adecuar los cupos del Distrito Sanitario Málaga-Valle del Guadalhorce a máximos de 1.300 TIS en medicina de familia y 900 TIS en pediatría, para paliar el déficit de facultativos en los centros de salud. 

La demanda por parte de los pacientes no para de crecer, y muchos profesionales cada vez se sienten menos valorados”, valora Alberto. Él es internista en Sevilla, y no le pesa su trabajo, pero es consciente del ritmo dinámico que supone atender a una media de entre 8 y 12 pacientes en planta.

Esta aparente falta de personal, el aumento de pacientes y la presión de los profesionales por desatascar el sistema, en ocasiones se convierte en una rueda de diagnósticos rápidos. “Que te suban el sueldo está bien y se nota a final de mes, pero creo que lo que nos quema es no poder atender bien a un paciente por falta de tiempo”, confiesa Alberto que es consciente de que un error en su diagnóstico puede tener graves consecuencias. 

Lo mismo le sucede a Manuela, una enfermera que trabaja para el sector privado en Málaga. “Así no haces bien tu trabajo”, aclara. La carga asistencial en este sector es aún mayor “porque aquí siempre se dice que sí”. Esto ha provocado que, en alguna ocasión, haya una enfermera para 40 habitaciones. Ella ya no solo habla de la presión que eso genera sobre el personal, sino en la calidad de la atención que este pueda dar. Esto unido a la necesidad tanto económica como laboral de tener que compaginar centros o doblar turnos, produce una situación de agotamiento: “Acabas viviendo dentro del hospital”.

Alberto comparte esa sensación con las guardias. Sabe lo que determina su vida, pero agradece la posibilidad de hacerlas como una vía de estabilidad económica. También es consciente de lo que estas conllevan para el rendimiento de los profesionales y, por ende, las condiciones de su trabajo. “En urgencias, por ejemplo, la gente no quiere hacer turnos tan largos”, añade.

Más allá de la falta de personal

Esta presión asistencial y estas condiciones son las que han llevado a que numerosas áreas no sean atractivas para el personal médico. “Llevamos años denunciando la situación de la medicina de atención primaria donde se quedan plazas sin cubrir porque las condiciones de trabajo son inasumibles: la burocratización o la falta de incentivos”, declara Rafael Ojeda, presidente del SMA. Destacan que si el personal médico evita esta especialidad, “el sistema va a sufrir un deterioro muy grave”.

Concentración de médicos ante la Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía en Málaga | SMA

Por su parte, las instituciones gubernamentales tratan de responder. El último intento fue el pasado marzo cuando la ministra de Sanidad, Mónica García, señalaba la necesidad de establecer, como mínimo, jornadas de 17 horas para acabar con las actuales guardias de 24 horas. 

Gano más aquí en España, que cuando trabajaba en Reino Unido”, asegura Esther. Al final, el sueldo para ella es un baremo proporcional a tu trabajo, pero lo importante acaban siendo las condiciones de este. Así, la principal diferencia que detecta esta enfermera con experiencia en el extranjero es en las condiciones en la contratación. En su caso, algo que parece no estar a su alcance: los contratos indefinidos de larga duración.

Buscar oportunidades fuera de Andalucía

“No puedo hacer planes de futuro”, comparten Esther y Manuela. Ellas son la voz de la enfermería andaluza que vive anclada a la necesidad de puntuar para la bolsa, donde intentar trabajar en el hospital cerca de casa les limita las oportunidades laborales y que convive con la esperanza de ese “algo saldrá”.

Junto a las guardias, la inestabilidad en la contratación y la alta rotación del sector de la enfermería se convierten en las principales quejas de estos profesionales. En ocasiones, son la razón por las que buscar otras alternativas, como movilizarse a otra Comunidad Autónoma.

Paula trabaja en Barcelona, pero vive esta incertidumbre desde otro lado. La joven malagueña de 25 años se imagina un futuro de vuelta en su tierra, pero la precariedad de la sanidad pública andaluza la mantiene en otra comunidad autónoma donde trabaja para el sistema concertado. “No tuve problema para encontrar trabajo aquí, y además tengo más tiempo para tratar a mis pacientes”, asegura la futura matrona. 

Desde instituciones como la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CC.OO. se entiende que este sigue siendo uno de los temas pendientes: “se debe poner fin al fraude y abuso en la contratación en las administraciones públicas”. Además de apostar por el rejuvenecimiento de las plantillas y la promoción de medidas para “la estabilización en el empleo”. 

La incertidumbre

“Es incierto saber dónde trabajarás o de qué dentro de cuatro meses”, confirma Esther. La rotación genera la necesidad de adaptación al equipo y al trabajo en un corto periodo de tiempo y eso dificulta también a la dinámica de una plantilla. Además, el profesional no se termina de especializar porque el área que saldrá en la próxima oportunidad también es incierta.

Una situación que también afecta a médicos. Desde el Sindicato Médico de Málaga confirman que “la falta de estabilidad a la hora de la contratación” y “los retrasos en la actualización de la bolsa de empleo” generan una incertidumbre sobre aquellos que quieren acceder al área pública. Buscan estabilizar las oposiciones para que sean más frecuentes y que se establezcan más concursos de traslados.

“Ahora mismo el corte por el que están llamando a profesionales se ha quedado en 2021”, añaden. Así, lo que se genera es un desfase en la actualización donde ni el sistema tiene acceso a todos los nuevos profesionales inscritos, ni se actualizan los puntos de estos. Esto es, más incertidumbre sobre el mercado laboral médico. 

Paula lo tiene claro, ella más que una profesional es una persona: “Necesitamos cierta estabilidad que muchas veces tanto los tipos de contrato como el sistema no es capaz de ofrecer”. 

Con todo esto, hoy a las ocho de la tarde muchas de las personas del entorno sanitario aún no habrán salido de su jornada laboral. Seguirán entre esos pasillos de hospitales, centros de salud o urgencias a los que algún día llegaron aplausos y recursos. Pero eso eran otros tiempos. Aún así siguen desempeñando su trabajo. “Estamos quemados por el sistema, no por los pacientes”, sentencia Esther. 

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