Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental (10 de octubre), la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) ha advertido sobre las graves consecuencias de la LGTBIfobia en la salud mental de las personas del colectivo. Según la investigación Estado LGTBI+ 2024, realizada por la Federación con datos de 40 dB, casi seis de cada diez víctimas de acoso o agresión por LGTBIfobia experimentan ansiedad y miedo de forma constante.
El estudio revela que las agresiones y actos de odio no solo dañan físicamente, sino que también tienen un profundo impacto psicológico. Más del 50% de las personas que han sufrido agresiones afirman sentir rabia, mientras que el 57,6% aseguran vivir con miedo más de la mitad del tiempo. Además, el 58,9% de las víctimas declara padecer ansiedad con frecuencia, en comparación con el 32,1% de quienes no han sido agredidos.
Frente a estos datos alarmantes, la FELGTBI+ insiste en frenar los discursos de odio, que consideran el germen de la violencia. Según la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA), el porcentaje de personas LGTBI+ agredidas física o sexualmente en España ha aumentado del 8% en 2020 al 12% en 2024.
La presidenta de la Federación, Uge Sangil, exige un «Pacto de Estado contra los discursos de odio hacia los grupos vulnerables» para detener la legitimación de la violencia y evitar que la LGTBIfobia sea utilizada como herramienta política.
Reforzar la atención en salud mental
Toni Martí, co-coordinador del Grupo de Salud Integral de la Federación, señala que en el último año, 700.000 personas LGTBI+ sufrieron acoso y 250.000 fueron víctimas de agresiones físicas o sexuales. Por ello, Martí recalca la necesidad de reforzar la atención en salud mental dentro del sistema público de sanidad para prevenir el suicidio, cuyas tasas son más altas en el colectivo.
Asimismo, Irene Aterido, co-coordinadora del mismo grupo, alerta sobre el riesgo de desarrollar trastornos de estrés postraumático en las víctimas de LGTBIfobia. La discriminación también genera consecuencias devastadoras, con el 56% de las personas discriminadas sufriendo ansiedad y el 40% viviendo con miedo de forma habitual.
«Es fundamental reconocer que la discriminación también es violencia», señala Aterido, quien llama a la implementación efectiva de una educación en diversidad que aborde las diversas formas de traumatización, como el acoso escolar, la serofobia y el estigma social.