La situación humanitaria en Gaza alcanza un punto crítico con el cierre del paso fronterizo de Rafah por parte de las fuerzas israelíes, lo que pone en peligro la vida de aproximadamente un millón de menores en la región. La toma del paso fronterizo de Rafah y el cierre adicional del paso fronterizo de Kerem Shalom están bloqueando los últimos puntos de entrada de ayuda y suministros básicos para la población infantil de Gaza.
Desde que comenzó el conflicto, tras los ataques a Israel el 7 de octubre, Rafah ha sido el principal punto de entrada de ayuda y combustible a Gaza, siendo los otros pasos terrestres poco fiables o esporádicos en su funcionamiento. Por tanto, el cierre de este paso fronterizo ha hecho que las organizaciones humanitarias se enfrenten a condiciones extremadamente difíciles para entregar ayuda a las familias en Gaza. La reciente entrega de alimentos de Save the Children a familias del norte de Gaza requirió seis semanas de negociación y planificación y cuatro intentos, lo que demuestra las condiciones imposibles a las que se han enfrentado las organizaciones humanitarias.
La situación se agrava con el cierre del también paso fronterizo de Kerem Shalom, que impide la entrada de camiones con medicinas, equipos médicos y combustible necesario para los hospitales en Gaza. Además, se ha denegado la salida de civiles heridos y enfermos de la región.
Según Save the Children, el bloqueo de la ayuda humanitaria representa una grave violación contra la infancia, contraviniendo las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y el derecho internacional humanitario. “El hambre nunca debe utilizarse como arma de guerra y está prohibido por el derecho internacional humanitario”, denuncia la organización.
Proteger a la población infantil
Por todo ello, Save the Children exige a las fuerzas israelíes detener las operaciones en Rafah y abrir todos los pasos terrestres disponibles para permitir la entrada de la ayuda humanitaria. Xavier Joubert, director de la organización en los Territorios Palestinos Ocupados, expresó su preocupación por la crítica situación, afirmando que «la vida de un millón de niños y niñas pende de un hilo». «Era difícil creer que las cosas pudieran empeorar, dadas las restricciones ya existentes, pero aquí estamos. Con este bloqueo, la situación es todavía más crítica”.
Además, la organización pide a la comunidad internacional a ejercer presión para garantizar la protección de la población civil conforme al Derecho Internacional Humanitario y la sentencia de la Corte Internacional de Justicia. “Todavía hay tiempo para detener una incursión terrestre en Rafah. La comunidad internacional debe ejercer toda la presión posible para que se respeten sus responsabilidades en virtud de las Convenciones de Ginebra y se impidan los crímenes más graves contra la población civil y contra las niñas y niños», concluyó Joubert.