“Te das cuenta del problema cuando tienes una urgencia”. Un eco que resuena entre las calles de los pueblos por el cierre de centros sanitarios, pero, sobre todo, ante la falta de profesionales. “Debido a los problemas en nuestro centro de salud para cubrir las consultas médicas, en el periodo de verano no se podrá mantener el horario habitual”, reza un aviso en el municipio turolense de Utrillas.
Las zonas de difícil cobertura no paran de crecer en Teruel, una provincia donde el Movimiento de Acción Rural (MAR) advierte de las condiciones en las que trabajan médicos ante la escasez de personal. “El mismo médico que te atiende tiene que recorrer tres o cuatro pueblos en la misma mañana, atender las guardias de urgencias y vuelta a empezar al día siguiente”, denuncia Antonio Jiménez, portavoz de MAR.
La Comarca Cuencas Mineras de Teruel es una de las zonas rurales más desoladas por la despoblación y la pérdida de calidad del sistema sanitario público. Antes, tenía seis centros de atención primaria y cuatro de urgencia, de los cuales solo se mantienen dos en la actualidad. Si bien “los médicos y enfermeros trabajan muchísimo y todavía no hay falta de asistencia”, se están “pegando una paliza; están estresados y saturados”. Un peligro tanto para la propia salud del personal sanitario como para la salud de la ciudadanía.
Datos genéricos
Según una encuesta del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), nueve de cada diez médicos y médicas rurales asumen los gastos de desplazamiento por trabajo en España. De entre las personas encuestadas, el 45% de profesionales recorren más de 50 kilómetros diarios y un 5% más de 200km, lo que conlleva un considerable desgaste económico, temporal y personal.
Y cuando está de baja o de vacaciones, no hay nadie que sustituya su puesto en los pueblos de Teruel. Todo ello a pesar de que una directriz de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es “garantizar un trabajo decente a los profesionales de la salud de las zonas rurales y remotas”.
El afloramiento de las privadas frente al deterioro de la sanidad pública
La escasez de profesionales sanitarios es estructural y afecta a todo el país, desde ciudades hasta pueblos. Sin embargo, el problema es más grave en la zona rural porque el personal sanitario prefiere vivir en ciudades y trabajar en hospitales más grandes, según explica Amalia Franco, miembro del comité científico de la Fundación Economía y Salud. A esto se suma que un tercio de los médicos y médicas de atención primaria rural se jubilará durante los próximos cinco años a nivel nacional, según el CGCOM.
El escenario actual es duro para la sanidad pública. No hay médicos ni médicas en bolsa, mientras afloran las clínicas privadas. Un obstáculo para el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2030 de mantener el carácter público, universal y gratuito del sistema sanitario. Además, en el ámbito rural “pagamos impuestos como todos y tenemos derecho a la sanidad pública”, reclaman desde MAR.
Falta de accesibilidad para las personas mayores
“Los pueblos pequeños están padeciendo la falta de médicos. Se tienen que buscar la vida o llamar a un familiar porque ya son mayores y no pueden conducir para ir al pueblo de abajo que está a 15 o 20 kilómetros para pasar consulta. Cuando normalmente tenían que pasarla en su pueblo”, expone Antonio Jiménez. El Real Decreto 137/1984, de 11 de enero, sobre estructuras básicas de salud establece que un centro de salud tiene que estar a 15 minutos en la zona urbana y a 30 minutos en la rural como máximo, mientras que un hospital tendría que estar a 30 minutos en ciudades y a una hora en pueblos.
Tanto Amalia Franco como Antonio Jiménez creen inviable habilitar un centro sanitario en cada municipio o localidad. “Desde las zonas rurales entendemos que no se pueda cumplir. No puedes hacer hospitales en cada comarca, pero al menos que el centro de salud tenga la plantilla completa para las consultas y para urgencias”, aclara Jiménez.
Como consecuencia, MAR lleva cuatro años alertando de la situación e instando a las administraciones públicas a actuar. Para ello, el movimiento ha presentado 20 propuestas en 2024. Asimismo, entre el 20 y el 26 de julio convoca el tercer tour por la salud pública a lo largo y ancho de ocho pueblos de la Comarca Cuencas Mineras de Teruel.
La red de atención primaria en la zona rural
En línea de lo que comentaba el portavoz de MAR, Amalia Franco insiste en que, “aunque el hospital quede más lejos, lo que la gente necesita más en el día a día es a su médico de familia”. Y la puerta para conseguirlo no es abrir más centros sanitarios en los pueblos, sino fortalecer la red de atención primaria existente.

El primer punto es favorecer que profesionales quieran trabajar en el ámbito rural. Por ejemplo, con una mayor puntuación para los traslados o incentivos económicos. También es importante mantener la colaboración y la investigación a través de desplazamientos a hospitales para mantener los conocimientos y no perder la conexión con las ciudades.
Otro aspecto esencial es “poner en valor la atención primaria que se puede prestar en el ámbito rural”, destaca Franco, algo que al mismo tiempo defiende la OMS. Mientras que los centros de salud de las ciudades están saturados y su personal sanitario agobiado, la cercanía y el sosiego gobiernan en el ámbito rural. Además de realizar diagnósticos y aplicar tratamientos, el personal sanitario dispone de más tiempo para hacer atención comunitaria. “Como profesional, puedes conocer mejor la realidad social y los domicilios de los pacientes”, explica Franco desde su experiencia como gerente de un área sanitaria rural en Asturias.
Paliar la falta de personal sanitario
Los sistemas de colaboración en red de los hospitales enriquecen el sistema sanitario en doble sentido. Si bien no es posible aumentar la población de forma forzada, se puede ofrecer a pacientes de las zonas urbanas que vayan a la zona rural para operarse de las patologías más frecuentes (cataratas, prótesis de rodilla…).
Amalia Franco subraya la aplicación de la telemedicina, ya que permite conectar a los centros sanitarios de los pueblos con los de las ciudades: “El médico puede desplazarse con un electrocardiógrafo y que a su vez este envíe la información a un cardiólogo que está en el hospital. O enviar fotografías de afecciones dermatológicas a un dermatólogo”.
Asimismo, la colaboración entre el hospital rural y el urbano sirve para cubrir la falta de personal en los pueblos. Al contratar a un profesional en el hospital de una ciudad, este tiene que trabajar un par de días en algún pueblo. Y “si tienes listas de espera y puedes operar en hospital más pequeño, hay que derivar a los pacientes también a los hospitales más pequeños”, añade Franco. De este modo, se descongestionaría la saturación de los hospitales urbanos, pero en pequeña medida.
La formación es clave
Una de las 20 propuestas de MAR vela por reducir las trabas para quienes quieren estudiar medicina. La reducción de la nota de corte del 14 al 12 y ampliar el numerus clausus (limitación de la cantidad de plazas) son las principales peticiones. “Al final estas personas estudian diez años de carrera y saldrían médicos tan bien formados como quienes accedieron al grado con un 14”, argumentan desde MAR. Jiménez advierte: “Si no formamos médicos, cada vez habrá menos. La situación actual está mal, pero quizás en uno o dos años nos gustaría que estuviera como ahora porque cada día va a peor”.